PS_NyG_1977v024n002p0273_0308

LOS HERiMANOS MENORES CAPUCHINOS. 299 4.1. La socialización de los recursos económicos o comunicación cristiana de bienes La socialización a la que nos estamos refiriendo la entendemos como puesta en caja común de ingresos de los sacerdotes que cobran de una iglesia local y de fondos económicos de las instituciones parroquiales. Respeta la autonomía económica de una infinidad de otras instituciones de la Iglesia que cumplen con finalidades de carácter más o menos religioso y obras de carácter social, cuya motivación es o no religiosa y cuya referencia es más o menos católica. «Creemos, con todo, que esta situación crea un desorden. Las "obras” predo­ minan sobre las "necesidades” , la "caridad” aventaja a la "justicia” , lo "esencial” prevalece sobre lo "religioso” , incluso en la iglesia. Son tres aspectos o tres ex­ presiones de una misma realidad. Queremos decir que las necesidades mínimas de la Iglesia, que, en justicia deben asegurar los fieles, se ponen demasiado fácilmente a la misma altura que las obras de caridad de cualquier clase. Más aún, que la Iglesia invita a sus fieles a dar para toda clase de necesidades humanitarias, que hace que se les pida en tanto que fieles, mientras ella no puede satisfacer sus necesidades esenciales, es decir: — pagar a sus permanentes (su clero) — asegurar la protección social de sus permanentes (enfermedad y vejez) — construir sus edificios. Solicita la ayuda del Estado, bajo forma de ayuda social y algunos querrían obtener subvenciones del Estado para satisfacer necesidades religiosas, mientras que la caridad de sus fieles tiende a reemplazar este mismo estado para ir a so­ correr los pueblos subdesarrollados o los ancianos sin hogar. Hay aquí algo para­ dójico, un desorden al que hay que poner fin urgentemente, sin caer en una es­ pecie de "carticrismo” de Iglesia, por admirables que sean su actual desinterés y la inmensa generosidad de los cristianos. Los fieles deben, ante todo, asegurar el estricto mínimum a su Iglesia, antes de sentirse solicitados por todas las nece­ sidades del mundo. Las necesidades vitales de la Iglesia no deben situarse en el mismo plano y en competencia con estas necesidades sin límite. Por tanto, no es precisamente por el lado de las obras, y para evitar la competencia con ellas, que conviene buscar una solución a la financiación de las necesidades de la Iglesia, cuando van adquiriendo una importancia cada día más considerable y creciente» 51. Traemos esta larga cita porque hemos juzgado su contenido altamente aleccionador y de gran interés. Retornando a nuestro tema, la socialización entendida como puesta en caja común de los ingresos de los sacerdotes52 y 51. Pastoral y finanzas, 58-59. 52. Habría que matizar mucho más las expresiones referentes a la socialización de los ingresos de sacerdotes; pero, creemos que es suficiente, por ahora; pues no pretende­ mos avanzar ningún modelo de disposición o reglamentación que reconocemos requeriría ciertamente esas matizaciones a fin de no crear situaciones injustas,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz