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LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS. 2 9 7 oculta una llaga. El futuro de la vida religiosa, en una sociedad seculariza­ da, requerirá el trabajo como un empleo o servicio civil, pero, tal vez, ese mismo futuro de la vida religiosa podrá exigir de los sacerdotes-religiosos el trabajo cualificado en ciencias teológicas y el testimonio especializado de la valoración segura y vivencia de los misterios de la fe y de la vida sobre­ natural. Respecto a la remuneración del trabajo, se advierten en la vida religiosa corrientes muy fuertes, tendentes a que esa remuneración se acomode a los cuadros de la vida social que aseguran un presente relativamente bien gra­ tificado y con una asistencia médica y farmacéutica competente, y un futuro con pensión de vejez y asistencia médica y farmacéutica. Dicho en breves palabras; participación en los beneficios de la seguridad social. Los religio­ sos advierten la importancia de la participación pasiva o beneficios en la seguridad social; no comprenden tan fácilmente el coste que supone la par­ ticipación activa o cotización, cuando ésta pesa sobre la misma institución religiosa. Tampoco se han significado los religiosos por su comprensión del valor solidario y significación de la comunicación de bienes en que se fun­ damenta todo sistema de previsión social, salvo el de capitalización, propio de los adinerados. Las nuevas formas de trabajo de los religiosos y el capí­ tulo de la remuneración se presentan problemáticos. Sin embargo, para nos­ otros, el trabajo en la cura parroquial y la remuneración que suele darse a párrocos y coadjutores, no ofrecen mayor dificultad. La cura parroquial es un ejercicio de actividad y ministerio totalmente apostólico y se presta para el cultivo de las ciencias teológicas. La remuneración de párrocos y coadju­ tores son modestas, tanto que, según voces, en determinados sectores de la vida rural, no alcanza el mínimo vital49. Nuestra duda sigue siendo si este trabajo y remuneración de la cura parroquial no es la ocasión propicia que se ofrece al religioso para que potencie su capacidad de servicio eclesial y ponga de manifiesto su libertad evangélica frente a la cuantía de su remune­ ración económica. Indicábamos, al enumerar las razones secundarias o de conveniencia por las que los religiosos han aceptado el servicio parroquial, como una de las razones el factor económico y las mayores posibilidades de trabajo apostólico. Ello pudiera inducir a pensar que a criterio de los res­ ponsables de la vida religiosa, el trabajo de la cura parroquial y su remu­ neración económica no ponen en riesgo el modo de ser de los religiosos. Y 49. El clero cecular ya goza en España de las ventajas de un ingreso corpora-, tivo de la seguridad social. Los religiosos y religiosas lian constituido una Mutua de Seguros para asistencia sanitaria con participación de algunos millares de ellos y han constituido un sistema de «capitalización», para pensiones de vejez. Y mientras se pone en tela de juicio la conveniencia, capacidad o posibilidad de que la totalidad de los religiosos y su Conferencia hagan posible un sistema de previsión y una entrada en la seguridad social, Institutos religiosos particulares tantean y trabajan la posibilidad de parecidos sistemas de previsión e incluso de ingreso en la seguridad social, pero a nivel de Congregación. (Véa*se Evangélica testificado, 20).

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