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296 SATURNINO ARA 3.3. Libertad frente al trabajo y su remuneración económica Nos has costado dar con la denominación de este apartado. De forma inconsciente y por fuerza de la costumbre lo habríamos titulado la pobreza religiosa y la cura parroquial de almas. Confesamos que no nos gusta hablar de pobreza religiosa, sino de libertad y disponibilidad. Cristo admite la po­ breza como situación que puede trasformarse en peldaño que acerca al Reino de los Cielos. La Iglesia condena la situación de pobreza, como consecuencia de algo que no va bien o es producto de una actuación injusta. Y el mundo actual lucha contra el mal de la pobreza. Luego ni la vida religiosa ni la parroquia deben ser pobres; se debe hablar de actitud de libertad y dis­ ponibilidad de párrocos y religiosos frente a la riqueza. En efecto, toda pa­ rroquia y sobre todo la parroquia religiosa renovada debe estar disponible, en primer lugar, para el mundo de los débiles en la fe. No se olvide que los ricos en la fe suelen ser también ricos en cultura y en dinero. Debe tam­ bién gozar de una gran libertad para manejar unos recursos económicos que una sociedad cristiana conscientemente secularizada, va a poner en manos de la comunidad para que ésta haga frente a realidades de comunión con los pobres, porque estos siempre existirán aun en el caso de los máximos avances por los caminos de la socialización y para que la comunidad eclesial promueva también iniciativas con el fin de dar a conocer a Cristo. Este aspecto tan fascinante de la problemática parroquial no es el que nos preocupa en estos momentos, ni en este apartado en el que tratamos del ser religioso y la cura parroquial. Hay dos aspectos, menos universales, pero, inmediatamente más concretos y vitales para el ser religioso que nos interesa destacar: el trabajo y la remuneración del mismo. Se habla mucho de falta de trabajo en la vida religiosa no dedicada a la enseñanza. Falta de trabajo o crisis que se acusa también entre los reli­ giosos laicos, a pesar de que las comunidades religiosas se cargan de servido­ res domésticos. Crisis de trabajo también entre los religiosos sacerdotes, aun cuando se lamenta la escasez de personal preparado para presentar los dis­ tintos aspectos de una evolución o revolución cultural con fuertes incidencias en las ciencias sagradas. Se buscan soluciones a la crisis o falta de trabajo y los religiosos más jóvenes encuentran facilidades de emplearse fuera de la casa religiosa y en ocupaciones civiles. Respetamos los casos de trabajo en­ tre obreros. Y conste que, personalmente, nos gusta la orientación que toma la vida religiosa, al realizar trabajos ordinarios de la vida ciudadana. Quisié­ ramos que esa orientación fuera el fruto de una decisión consciente con vi­ sión de futuro respecto de la vida consagrada. En la mayoría de los casos, el trabajo de los religiosos fuera de la casa religiosa y en servicios no ecle- siales se presenta como una solución de emergencia o como el parche que

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