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LOS HERM/iNOS MENORES CAPUCHINOS. 289 «propias» de la Institución, y una marginación ante las iniciativas tenden­ tes a estar cerca de los más necesitados de atención espiritual. Los grupos eclesiales llamados terceras órdenes, congregaciones mañanas, juventudes, aso­ ciaciones apostólicas o de caridad, etc., viven una vida lánguida en las parro­ quias de centros urbanos, cuando no se han trasformado en grupos diná­ micos de acción pastoral o simplemente de formación cristiana con proyec­ ción a un mundo más amplio que el territorio de una parroquia. En otras zonas urbanas pululan movimientos de base con programas ambiguos; ha­ bría que conseguir que esos fueran los movimientos vivos de la Iglesia, di­ rigidos por el carisma de la vida religiosa, siempre comprometido con el futuro de la Iglesia 34. 3. La cura parroquial y la identidad religiosa El saber seguir una moda es prueba no sólo de apertura sino también signo de actualización. La moda nos trae de calle con el término de la iden­ tidad religiosa. Vamos a ser abiertos y actuales para usar también del tér­ mino de identidad religiosa y escribir algo sobre las incidencias de la tarea de la cura parroquial en el modo de ser de los religiosos o su propia iden­ tidad. Digamos de una vez para siempre que los religiosos no carecen de compromiso con la iglesia local35, porque su vocación está abierta a la Iglesia universal36. Tampoco vayamos a pensar que los religiosos son hoy más ecle­ siales por el hecho de haberse comprometido a unas tareas parroquiales «ya que el carisma de un Instituto no consiste en realizar unas tareas, sino sobre todo en un modo de ser que se refleja en sus tareas» 37. Los religiosos cum- 34. «Yo he dicho alguna vez públicamente que las parroquias urbanas, como mu­ chos miiVs de feligreses, deberían organizarse a base de esas pequeñas comunidades in­ tegradas en la Parroquia que sería realmente una Comunidadde comunidades. Creo que el sacerdote no podrá ejercer con eficacia su misión evangelizadora si no procura canalizarla por medio de esos pequeños grupos... La creación y el fomento, pues, de esas pequeñas comunidades, con las condiciones que el Papa señala, han de ser una tarea del sacerdote en los momentos actuales. Un medio —quizás el más eficaz— para que se pueda realizar eficazmente una auténtica educación cristiana logrando la maduración en la Fe de todos los creyentes»: V. E n riq u e y T a r a n c ó n , El sacerdote hoy, en Boletín Oficial de la Archidiócesis de Madrid-Alcalá, marzo 1977, 261-262. 35. P ablo VI, Alocución a los Superiores y Superioras Mayores de Europa, reuni­ dos en Ariccia los días 5 al 9 de octubre de 1976, en AnalectaOrdinis FF. MM. Copucci- norum 92 (1976) 208 ss. 36. Cf. II. P r o e s m a n s , Los religiosos en lapastoral diocesanay parroquial, en Con- cilium, sep.-octubre 1967, 272. 37. Conferencia Episcopal Española, Líneas fundamentales de acción pastoral, en Ecclesia, núm. 1.892, 2 y 9 de abril de 1977, 499, punto 3, correspondiente a Quinta línea de acción pastoral: Promover la vida comunitaria diocesana, parroquial, etc. De interés también para nuestro trabajo la Undécima línea de acción: Promover la renova­ ción de lavidaespiritual y de las actividades pastorales de los Obispos, de los sacerdotes y de los religiosos en la Iglesia (Ib., 501). 7

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