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E L PECADO ORIGINAL. 2 6 1 Por lo demás, los diversos temas que venimos estudiando en este último apartado sobre «problemas especiales en torno al pecado original», consti­ tuyen una continuada afirmación de lo que acabamos de decir. Mencionamos, por último, un estudio de Basilio de San Pablo, donde el tema es tratado bajo esta peculiar perspectiva: ''Si la permisión del pecado original cae dentro o fuera de una economía reparadora” 87. Sobre las rela­ ciones entre la caída originaria y la actual economía de salvación, la teología occidental se agrupa en dos direcciones principales, según se responda a la pregunta del «Cur Deus Homo». Basilio de San Pablo encuentra defectuosas ambas teorías occidentales, llamadas tomista y escotista. Por ello cree in­ dispensable, en este punto, recurrir a la teología oriental. En ella, a partir de Ireneo y en forma muy constante, el hecho del pecado original se asocia de modo más directo con la Encarnación, en este sentido: el Verbo es el fundamento del universo y de todo el proyecto divino de salvación, con­ cebido como un plan unitario, progresivo, de deificación del hombre por Dios. Por eso, como al comienzo de los caminos de Dios ya existía el Sal­ vador, pudo el Padre permitir la caída del género humano que habrá de ser salvado. O, como dice San Cirilo de Alejandría, Dios permite la caída del primer edificio porque el Fundamento primero, el Verbo, es inconmo­ vible. Por eso, en última instancia, aunque el primer Adán caiga y se arruine la humanidad edificada sobre él, el Segundo Adán, que está más al fondo, restaura y prosigue el primitivo plan, no perturbado más que en forma superficial. En realidad el mismo pecado fue permitido para mayor gloria del previsto Redentor futuro. La realidad del pecado sólo en una prevalente «Historia de Salvación» podía tener sentido para el creyente. X R e s u m e n y b a l a n c e d e l d e c e n i o 1950-1960 Nuestra investigación brotó de la preocupación y sorpresa por lo que '.e ha ocurrido a la doctrina sobre el pecado original en estos últimos veinti­ cinco años-, un dogma, en el sentido técnico y más exigente de la palabra, incluso un dogma clasificado como básico en el conjunto de la revelación, es re-interpretado en formas extrañas, puesto en duda y hasta negado, en 87. B asilio de S an P ablo , Si la permisión del pecado cae fuera o dentro de la economía reparadora, 137-163. Aunque inicia un tema interesante el autor, por desgra­ cia, lo deja muy a superficie.

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