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2 0 0 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE En primer lugar insiste en que la narración de Gén 1-3 no quiere tras­ m itir noticias o informes de ciencia profana — histórica o física— sobre el origen del cosmos ni de la humanidad. Es una historia estrictamente religiosa, salvífica, por su contenido e intención. Aquí es donde los hagiógrafos tienen la asistencia de Dios. En lo demás están dejados a sus propios medios, que­ dan al nivel de lo que la cultura de la época pudiera ofrecer: ausencia de conocimientos científicos y abundancia de residuos m íticos10. Gén 1-3 hay que entenderlo desde la fe en la Promesa que Dios hace al pueblo en el «tiempo eje» de la historia de Israel, el tiempo de David-Salomón. La na­ rración de la historia primera del mundo y de la humanidad es una historia sagrada, teológica, destinada a afianzar y promover la fe en una Promesa, tan segura, que hunde sus raíces en los «divinos orígenes» del mundo y de la historia. A l mismo tiempo, la narración de Génesis tiene un innegable sentido de futuro, sentido escatológico. E l pasado es prenda del futuro. Así como Yahvé hizo perfectas las cosas al principio, así las hará mucho más per­ fectas al final, en su día, cuando cree el mundo novísimo. A sí se comprende la historicidad real, pero «especial» de estos capítulos. A la pregunta sobre las fuentes, sobre cómo el hagiógrafo sabe lo que pasó «al principio», Renckens insiste en que no hay que acudir a una inex­ plicable revelación directa, ni al principio ni más tarde. La narración es fruto de la reflexión sapiencial, y profética de los autores sagrados, bajo la direc­ ción del Espíritu. Se comprende que esta asistencia divina no podía referir­ se más que al contenido religioso de los relatos. D ios para nada se hace res­ ponsable de las «noticias» de ciencia humana que allí pudieran interferirse ". Y a más cerca de la enseñanza sobre el pecado original cabe subrayar la interpretación simbólica y profética que Renckens da a la narración del pa­ raíso. E l contenido sustantivo hay que limitarlo a una situación de relación amistosa del hombre con Dios. Y aun esta situación más bien como objeto de una promesa, con perspectiva de futuro, que como realidad presente ya realizada. Dios llama al hombre a su amistad ahora y en el futuro escato­ lógico. Pero, el hombre peca siempre de nuevo; y Dios vuelve siempre a prometerle la salvación, en conformidad con su plan de llevar al hombre a la vida eterna. Hay, pues, fundamento para la doctrina teológica del hom­ bre creado en estado de santidad y justicia, en amistad con Dios. Pero, ha­ bría que dar sentido meramente simbólico a todo lo referente al entorno exterior, paradisíaco. La idea de paraíso ocurre en otros varios pasajes de la Biblia. En cualquier caso se quiere indicar la felicidad del hombre que está 10. H. R enckens, Creación, paraíso y pecado original, 21-39: ¿Hasta qué punto la inspiración toma a cuenta suya la cultura de los hagiógrafos? «Por obra de la inspira­ ción, una narración popular no se convierte, de pronto, en historia rigurosa », 39 . 11 . En este caso, «revelación» significa más o menos, que Israel ha reconstruido los acontecimientos primitivos, «reflexionando sobre sus problemas espirituales bajo la luz sobrenatural», 48. Ver 40-50.

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