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246 ALEJANDRO DE VILLALMONTE estábamos nosotros en él, antes de nacer ya; cuando nacemos está Adán en nosotros», decía un teólogo de Trento48. Vimos anteriormente cómo esta idea de la "personalidad corporativa" le per­ mitía a Be Fraine decir que los lazos entre Adán y sus descendientes podían no ser precisamente biológicos, con lo cual el monogenismo no estaría exigido por el dogma del pecado original. Bajo otros aspectos se ofrece ahora la ventaja de unir en más estrecha interdependencia el pecado del primer hombre con los pe­ cados de los demás hombres, de su descendencia. Así va tomando cuerpo la ten­ dencia a unir, identificar y hasta sustituir la figura del pecado original por la otra figura también bíblica del pecado del mundo. En años sucesivos será necesario detenerse a examinar despacio esta tendencia. Tal tendencia asoma también en unas observaciones que C. Tresmontant hace sobre el pecado original en su ensayo sobre la metafísica hebrea. Así como no podemos concebir la creación en forma estática, aislada, al comienzo del tiempo, sino en forma dinámica, como un continuado devenir-evolución, un estar-siempre-creando de Dios, en forma análoga la idea bíblica de «pe­ cado original» no hay que arrinconarla allá al comienzo de la historia. En la mentalidad hebrea no es un hecho terminado en el pasado y que se va «trasmitiendo»; «el hebreo piensa en un hecho-acto y en una presencia ac­ tual. El pecado de Adán no es un pecado "acabado” . Es un pecado específico y un pecado actual. Es el pecado de la humanidad a partir desde el princi­ pio» 50. De ser puramente pasado no podría obrar ahora. No se nos dice sólo lo que se hizo al principio, sino lo que comenzó a hacerse y sigue haciéndose en todo el curso de la historia. Tiene una prospectiva profètica hacia el futuro51. B.— La generación natural y la trasmisión del pecado original. Desde que apareció la teología del pecado original, con San Agustín, la generación natural ha sido presentada como medio de trasmisión del mismo y esto como una de las afirmaciones básicas de la doctrina en su conjunto. Algo 48. L. c., 314. Cita a Cornelio Musso, O.F.M. Conv. De Fraine cita también con gusto la célebre frase de S. Kierkegaard, «Adán es él mismo y la especie». El concepto de laangustia, I, 1. La figura de la «persona corporativa» recibe su pleno desarrollo al unirla a la idea paulina del «Cuerpo Místico»: L. c., 283-316. 49. D e F ra in e , o . c ., 283-308. Ver los comentarios a Rm5, '12-21 ya antes estudia­ dos y lo que acabamos de decir sobre la solidaridad de todos en Adán. 50. C. T resm ontant , Études de métaphysique biblique, 138. Ver 134-47. 51. «La falta de Adánno se limita a un pecado pasado. No se ha cumplido en su plenitud. La humanidad noha terminado de comer el fruto del conocimiento del bien y del mal... Por ello el relato de la caída...es profètico todo a lo largo de los tiem­ pos», 143-4. Aflora ya aquí laidea del «pecado del mundo» queavanza por la historia a partir de Adán.

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