PS_NyG_1977v024n002p0195_0271

242 ALEJANDRO DE VILLALMONTE pertenece a su esencia el ser un pecado cometido en los orígenes; se propaga por generación hasta el fin de los siglos y no puede nadie librarse de perte­ necer al grupo humano que se dice culpable. Nada de esto ocurre en el lla­ mado «pecado colectivo». También es diferente el modo de liberarse de él en ambos casos. Por consiguiente, no hay base para aproximar la figura teo­ lógica del pecado original a la figura de la «culpa colectiva». Si, a veces, se acude por los teólogos a este concepto, se trata de una mera comparación que no explica la naturaleza íntima del pecado original. Si bien, como se dijo, los teólogos que hablan de una inclusión física-moral-jurídica de las vo­ luntades humanas en la de Adán podrían ofrecer mayor proximidad a esta figura del pecado colectivo. Pero se trata de una «teoría» y no la más plausi­ ble en este punto35. La figura de la "personalidad corporativa” fue objeto de especial estudio para J. De Fraine, quien subraya las posibilidades que esta figura ofrece en orden a esclarecer el misterio de la solidaridad de taodos los hombres en Adán pecador36. Como dice el subtítulo del libro el autor quiere colaborar a resolver el problema general de las relaciones dialécticas entre individuo y colectividad en la Biblia. Dejando, pues, de lado otros aspectos y aplicaciones de esta idea nos interesa subrayar el concepto de «personalidad corporativa» en cuanto ayuda a esclarecer el hecho del pecado original. Podría describirse la «personalidad corporativa» con estos rasgos: 1) «El horizonte de la personalidad corporativa sobrepasa el momento presente para extenderse por igual al pasado y al futuro; 2 ) se trata de una concepción eminentemente realista, que trasciende la personificación puramente literaria o idealizante, haciendo del grupo en cues­ tión una unidad real, enteramente actualizada en cada uno de sus compo­ nentes; 3) esta noción es extremadamente "fluida” , en el sentido de que la mente pasa, en rápida trasposición, a veces casi inadvertida, del aspecto in­ dividual al colectivo y del colectivo al individual; 4) finalmente, la concepción "corporativa” persiste incluso en la nueva época más individualista que viene posteriormente» 37. 35. «De aquí se sigue que del pecado y culpa hereditaria (del pecado original) no podría yo deducir la posibilidad de un pecado colectivo, ni podría apoyarme en el hecho del pecado original para establecer la realidad de una culpa colectiva, ni como posible ni como real», 64. Ver allí la comparación entre pecado original y colectivo, 61-65. 36. J. de F raine , Adamo e lasu discendenza. La concezione della personalitàcorpo­ rativa nella dialettica biblica dell’indivuale e del collettivo, Romae 1968. Ed. originai francesa 1959. Antes había publicado artículos sobre el tema en Biblica, 1952. Bajo el título «Adam und seine Nachkommen. Korporative Persönlichkeit », publicó un resumen de su obra en la rev. Theologie der Gegenwart 1961. La obra citada y este resumen, en ed. italiana, nos guían en la exposición. 37. Adamo e lasuadiscendenza, 25-6. Ver todo el cap. I, 15-57, 309 ss.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz