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E L PECADO ORIGINAL. 237 dencia. Según se explique esta solidaridad asistimos a diversas teorías teo­ lógicas para explicar la esencia del pecado original, su voluntariedad, el mo­ do de trasmisión por generación. García Rodríguez encuentra que la capitalidad adamitica se presenta en teología, históricamente, en un sentido natural, moral, jurídico y místico que da lugar a otros tantos sistemas «que se conocen con los nombres de capi­ talidad mística, moral y naturalista»21. Dando un paso más habría que re­ ducir los varios sistemas a dos fundamentales: el naturalismo tomista y el personalismo de las demás escuelas. En el primero la solidaridad se hace en la naturaleza, es física-ontológica y el pecado es, por tanto «pecado de na­ turaleza» y se trasmite al trasmitirse ésta por generación; la cual no es mera condición, sino causa de la contracción del pecado. En la tendencia perso­ nalista el pecado original es «vicio de la persona» y en ella la generación o modo de trasmisión tiene un papel secundario, de mera condición. El autor insiste en que la clave de la teología tomista del pecado original está en «retener el concepto de pecado (original) como vicio de la naturaleza del que será excluida la persona y lo personal» 22. Y si bien el pecado llega a ser del individuo total existente, lo es por razón de su naturaleza que recibe la sub­ sistencia en la persona. En otros sistemas el original es más bien vicio de la "humanidad”. En otro estudio se había propuesto ya el autor esclarecer el misterio de la solidaridad de todos los hombres en Adán para el pecado frente al miste­ rio de la solidaridad en Cristo para la justificación. La clave para la interpre­ tación de ambas solidaridades está en que nuestra unión en Adán se rea­ liza por vía de la naturaleza hacia la persona, y en Cristo va desde la per­ sona hacia la naturaleza. «Adán es centro solidario de las naturalezas y por ello del pecado natural, y Cristo es el centro solidario que atrae las personas por lo que puede aplicar a ellas su gracia»23. Así se explica que el pecado de Adán se trasmita por generación, junto con la naturaleza y que la redención de Cristo se comunique por vía de la persona: «La gracia cristiana se recibe 21. L. c., 222. Ver 219 ss. 22 . L. c., 245. Es la idea-clave para la teología tomista sobre el pecado original: para explicar su voluntariedad, 223-31; la trasmisión por generación, 231-34. También para excluir tanto la hipótesis moralista, 234-8, como la teoría de solidaridad mística, 29 ss. La diferencia entre el tomismo en este punto y otros sistemas está en que el to­ mismo ve el original como «vicio de la naturaleza» y los demás como «vicio de la per­ sona», 241-48. Históricamente es seguro que ya antes de santo Tomás el pecado original era llamado «peccatum naturae». De todas formas hay que retener la insistencia del autor (tomista) en que el original es vicio de la naturaleza en recto y de las personas en oblicuo-, mientras que otros dirían que es vicio de las personas y por ello vicio de la humanidad, vista como conjunto de personas, y no tanto como naturaleza común que está en todos. 23. I d ., Esclarecimientos mutuos entre el dogma del pecado original y la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo, 201. Ver 199-221. 24. L. c., 204 s. y 205 s., respectivamente.

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