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E L PECADO ORIGINAL. 233 la humanidad contenida en Adán para el Pecado y en Cristo para la Salva­ ción: «No está ante Dios el hombre individual, está sólo el hombre en Adán o en Cristo. Adán y Cristo son el lugar objetivo en que realmente el hombre existe a la vez ante Dios y en la humanidad, y puede entrar en rela­ ción consigo mismo» 6. P. Gallier estudia el problema de los dos Adanes en cuanto estas figuras determinan el modo de concebir la actual economía de salvación. «La cone­ xión entre la humanidad entera y cada uno de los dos Adán es el hecho pri­ mordial sobre el cual reposa la concepción cristiana del mundo toda ente­ ra» 1. Sin embargo, Galtier se esfuerza en hacer ver la prevalencia absoluta de Cristo, la subordinación a El del primer Adán, tal como lo exige la visión cristocéntrica de la teología, de orientación escotista (y paulina) propugnada por Galtier. Desde la unidad de todos en Cristo hay que valorar y reducir a sus justos límites la forma en que todos estamos en Adán. También para él «esta solidaridad entre el jefe de la raza y la raza toda entera constituye el verdadero misterio del pecado original» 8. Misterio que hay que explicar desde el misterio de Cristo y su primacía en los decretos divinos que dispo­ nen la actual economía de salvación. Ch. Davis subraya también del paralelismo Adán-Cristo en la doctrina del pecado original, pero siempre remarcando la primacía de Cristo «El mis­ terio del pecado original es el misterio de nuestra solidaridad en la gracia con Adán; pero teniendo en cuenta que esta solidaridad depende de la libre voluntad de Dios. Sin duda que somos uno en Adán por nuestra descenden­ cia natural, pero esto no sería suficiente para explicar nuestra unidad con él en la concesión de la gracia»9. Por otraparte, este misterio de solidaridad en Adán sólo alcanza su sentido y se revela a plena luz en el misterio de la encarnación y redención; cuando la unidad en el Segundo Adán nos explica el porqué de la unidad en el primero y la supera. Cristo debe ser el centro de la historia a partir ya del mismo Adán 10. A falta de textos directos los teólogos acudían a una argumentación teológica indirecta para demostrar, por el N.T., que Adán había poseído los llamados dones de justicia original. Según una ley de recirculación de la salvación, Cristo nos habría restituido lo que perdimos en Adán. Por tanto, Adán se habría encon­ trado en estado de gracia y santidad que, por otra parte se afirmaría ya en el Gén 3. J. Ai. Fondevila cree encontrar esta afirmación teológica sobre la «gracia 6. G . F e u e r e r, Adán y Cristo. Su legado alahumanidad, 128. 7. P. G a l t ie r , Les deux Adán, 5-6, 7. 8. L. c., 67. Ver 52-68. Sobre el puesto de Cristo en los planes divinos de salva­ ción ver 94-124. 9. Ch. D a v is , Christ, the Second Adam, 83. 10. L. 85-8.

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