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E L PECADO ORIGINAL. 2 2 5 tamente natural, como se ve en los bautizados. N i por el pecado original viene ninguna mayor ignorancia o incapacidad en la mente; ni mayor debilidad en la voluntad. Consiste sólo en la carencia de la justicia originaria. La sensibili dad nada positivo pierde; simplemente al no tener la voluntad la caridad per fecta de antes, ya no puede dominar para el bien los movimientos naturales de la vida sensible. Se dice que la sensibilidad se desbocó por el pecado. Vale la comparación. Pero un caballo desbocado no tiene más fuerza que cuando va a rienda. Tiene la misma energía, pero sin rienda. La propia inmortalidad o posibilidad de no-morir, no era un don interno al hombre, sino efecto de la providencia exterior de Dios y de la inteligencia con que Adán dirigía su vivir. Incluso pudiera darse que los hombres hubiesen muerto como consecuen cia del natural acabamiento del cicio de la vida; pero nunca como castigo. En breve, que en el paraíso había concupiscencia-apetitos naturales, aunque el hombre los podía dirigir. N i se excluye que, al cohibir la voluntad a la sensibilidad ésta sintiese cierta tristeza natural; compensada luego con el bien sobrenatural conseguido. Por todo esto se sigue, que la lucha que ahora siente el hombre en sí mismo, no proviene de que haya perdido por el pe cado algo positivo, sino de que, perdida la gracia, la sensibilidad sigue con fuerza los impulsos y apetencias que le son connaturales27. En correspondencia con lo dicho Escoto niega que el pecado original con sista para nada en la concupiscencia. Esta no es parte esencial, ni formal, ni material, ni consecuencia del pecado original. Tal pecado consiste exclusiva mente en la carencia de la justicia original y de la gracia que en ese estado le era debida. E l hombre caído, aunque despojado de todo lo gratuito, pero en nada tiene herida su naturaleza28. Respecto a la propagación del original Escoto niega enérgicamente todas las teorías de la caro — semen infecto o infeccioso, que contagie el alma al serle infundida. Es arbitrario atribuir a la materia cualquier poder infeccioso sobre el e sp íritu29. En algún aspecto se aparta también de Anselmo. Este afirmaba que el pecado original es «pe cado de la naturaleza»-peccatum naturae. La persona de Adán vició en sí la natura universal y ésta luego vicia a cada persona. Todos estaban causal mente en Adán como en un principio universal. Escoto niega esta inclusión de todos en Adán así como la relación entre naturaleza y persona que Ansel mo establece. La justicia original es un don personal de cada uno y así, per sona por persona, es de todos. Si al llegar a la existencia no la tiene el hom 27. J. F in k e n z e lle r , Erbsünde und Konkupiszenz nach der Lehre des J. Dutis Sko- ius. Interpretación del dicho escolástico «spoliatus in gratuitis, vulneratus in naturalibus», según Enrique de Gante, 524-28 y según Escoto, 528-37. Escoto, en su tendencia a la concretez y sobriedad, desmitifica a Adán paradisíaco, y le concede una perfección poco superior a la de los santos, fruto logrado de la gracia del N. Testamento. 28. L. c., esencia del pecado original en Enrique de G., 537-40, y en Escoto, 540-5. 29. Sobre la trasmisión del pecado original, /. c., 545-50. Sabido es que su peculiar teología del pecado original ayudó poderosamente a Escoto para demostrar la posibilidad de la exención de María. 3
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