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2 22 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE al insistir en lo personal — individual— del pecado, no podría ver cómo el de Adán pueda decirse pecado en los demás hombres. Participarían sólo en las consecuencias. La influencia de la teoría de los universales en la doctrina de Santo Tomás sobre el pecado original puede advertirse en el hecho de que la justicia original es un don concedido en recto a la naturaleza y a la persona sólo mediante la naturaleza. Por ello el pecado personal de Adán corrompe la naturaleza que luego reciben corrupta todos sus descendientes. La comunidad específica sirve para explicar el que todos hayan pecado en Adán, pues eran uno en él. Santo Tomás sigue subrayando la importancia de la generación en la trasmisión del pecado. Duns Escoto vería la justicia original más como un don de cada persona humana en recto y por ser de cada persona es de todos, de la naturaleza. Lo cual sólo puede acontecer por una decisión divina. Así, el pecar en Adán los descendientes tiene el sentido de que, por culpa de Adán, no se cumple una condición para que los hombres reciban, al nacer, la justicia original y por ello, por su carencia, se digan pecadores. La generación sería mera condición externa, necesaria para pertenecer a la raza adánica; pero no in fluiría en modo alguno en la trasmisión o no trasmisión de la justicia y por ello en la propagación del pecado o rig inal20. En la época postridentina, en el afán de salvar la voluntariedad personal de cada hombre en el pecado original, se llega a la teoría del pacto, en A. Catarino y otros teólogos: Dios hace un pacto con Adán que aceptaría obrar en nuestro nombre y así su pecado podrá ser imputado e interpretado como pecado de todos los hombres. En Catarino se acentúa también la tendencia a disminuir la impor­ tancia de la generación física en la trasmisión del pecado original21. La enseñanza de Santo Tomás sobre las relaciones entre pecado original, justicia original y gracia santificante fue objeto de sendas monografías por parte de P. Deletter y W . Van Roo. E l primero titula su estudio «E l pecado original, privación de la justicia original». E l pensamiento del Angélico en este punto ha sido objeto de dos divergentes interpretaciones. Algunos piensan que la justicia original y la gracia santificante en Adán no se distinguían adecuadamente, sino como par­ tes de un todo. Otros piensan que la distinción es adecuada: son dos reali­ 20. P edro de A lc a n ta r a , Esencia y transmisión del pecado original, 113-25. 21 . L. c., 125-8. En todo el estudio el autor observa la variedad e inconsistencia de las explicaciones escolásticas sobre el tema. Dentro de esta misma época postridentina merece mencionarse el estudio de J. A lfa r o , Sobrenatural y pecado original en Bayo, en RET 12 (1952) 3-75. A medio camino entre el protestantismo y la doctrina católica Bayo piensa que el pecado original comporta una mutilación en la misma naturaleza del hombre, una lesión interna de la misma; puesto que los dones del estado de justicia original pertenecen a la «integridad de la creación primera» en el hombre. Aunque no implique una corrupción esencial, como podían pensar muchos protestantes.

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