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E L PECADO ORIGINAL. 219 comienza a hablarse del «pecado del mundo» como un equivalente o sustitutivo del pecado original, o como forma de explicar éste más adecuada al pensamiento moderno. Aduce Dubarle algunos textos agustinianos en que se afirma que no sólo las penas sino también el reato del pecado de los ascendientes, a modo del pecado de Adán, se les imputa a los hijos. Cierto, Agustín no da mucha impor tancia a este tema, pero el tema se mantiene en la edad media, es conocido en Trento y no se le condena. Ya que Tiento deja flotando un poco la cuestión, Dubarle aprovecha la indicación agustiniana para ponerla en relación con el inte rés moderno en subrayar la dimensión social, colectiva del pecado de Adán; que iría creciendo con los pecados de las sucesivas generaciones humanas formando esa figura que la Biblia y la tradición cristiana llaman «pecado del mundo»; de cuya realidad no debería separarse el pecado original, so pena de dejarlo como una entelequia sin fuerza y operatividad reall2. B.— El pecado original en la historia de la teología. Acerca de la doctrina del pecado original en los siglos x n y xm tene mos los estudios de O. Lottin sobre el tema. Descubre O. Lottin tres escuelas o direcciones distintas en referencia a la teología del pecado original. En primer término la escuela anselmiana. Anselmo de Canterbury abre derroteros nuevos para la teología del pecado original, cuando hace consistir éste en la pérdida de la justicia ori ginal; auténtica novedad, si se tiene en cuenta la predominante enseñanza agustiniana al respecto. Pero, de momento, es poco atendida su opinión. Hay que esperar a mediados del siglo xm , cuando los teólogos franciscanos y primeros dominicos la revalorizan. Más fieles a la tradición agustiniana se mantienen los teólogos de la escuela de Laón, si bien no dejan de atemperar algunos extremos de la enseñanza de Agustín. Por su parte, A.belardo tiene también su peculiar explicación, tendente a reducir el pecado original a las consecuencias penales del mismo 13. Recogemos las conclusiones generales propuestas por Lottin, referentes a determinadas cuestiones básicas. 12. A. M. D u b a rle, La pluralité des péchés hereditaires, 113-36. Algunos otros as pectos del pensamiento agustiniano fueron tocados en los trabajos de Floeri, Kloppenburg, Fairweather, mencionados más abajo. En polémica contra Julián de Eclana arguye Agus tín a la existencia del pecado original basado en sufrimiento humano, especialmente de los niños; que no podría tener explicación razonable y conforme a Escritura si no es admitiendo que estos sufrimientos son justo castigo del pecado original. Lo contrario sería hacer a Dios autor del mal o castigador de seres inocentes. Ver Y . de M o n tch e u il, La polemique de saint Augustin contre Julien D ’Eclane : RSCR 44 (1956) 193-218. El argumento ha tenido su éxito en la historia de la teología, y volveremos a encontrarlo más adelante. 13. O . L o ttin , Psychólogie et Morale, IV , 3 /1 : Les theories sur le péché originel, 11-271. No podemos seguir más al detalle la exposición del autor.
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