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218 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE ginal, a la que no se puede separar de su doctrina de la gracia, cuya nece sidad quería mantener él, ante todo, en su lucha contra Pelagio 9. Como se ve Slaffner se mantiene dentro de la interpretación del agustinismo más tradicional y católico, tal como se observa en agustinianos moderados medie vales, v. gr. san Buenaventura; a diferencia del agustinismo extremoso que cul mina en Lutero y Bayo. Como efecto total del pecado original, síntesis de todos los estragos pro vocados, habla Agustín de la naturaleza «viciada», corrompida. La importan cia histórica de esta fórmula es también muy conocida. M . Strohm dedica un estudio a la fórmula misma en Agustín, sin entrar en el aspecto histórico de la interpretación. Si nos atenemos al significado semántico de «naturale za» y de «vicio» Agustín precisa que Dios hizo todas las «naturalezas» bue nas. E l «vicio» (corrupción-enfermedad-debilidad) es algo que adviene a la naturaleza. Es como una fuerza activa que se introduce, a modo de cáncer y hace que los seres que D ios hizo sanos-incorruptos-buenos, se transformen en seres («naturalezas»), corruptas-viciosas-viciadas-malas. Esto nos ayudará a comprender el «vicio-vitium» del pecado original. No implica una natura leza-sustancia mala, como quieren los maniqueos; pero tampoco hay que concebir al hombre histórico sino es ya como naturaleza no-sana, corrupta «naturaleza viciada», vulnerada, enferma necesitada de Médico Redentor 10. En conclusión, propone Strohm: frente a Pelagio sostiene Agustín que la naturaleza y sustancia del hombre, por efecto del pecado primero, está inter namente viciada. Como un apestado o un cadáver tiene allá dentro algo co rrupto que le lleva a la descomposición, así el hombre no redimido lleva una tara o vicio que se transmite de generación en generación y del que sólo Cristo le puede curar. La constatación de tal «vicio interior» es presupuesto indispensable para esclarecer el dogma de la redención. Por estar así de «vi- ciada-vulnerada» la naturaleza del hombre queda éste bajo la esclavitud de las fuerzas del mal. Sólo Cristo puede liberarle de tal esclavitud y sanar este vicio inserto en la naturaleza A. M. Buharle dedicó un estudio al tema de la pluralidad de pecados origina les, insinuada por Agustín en alguna parte. Esto sucede por estos años en que 9. L. c.\ «Significación teológica de la doctrina sobre el pecado original», 411 16. 10. M. Strohm, Der Begriff der « natura vitiata», 184-203. Después de describir lo que significa «vicio», «corrupción», «herida» (vitio - corruptio - vulnus), 184-8, en polé mica contra Pelagio, descubre que la naturaleza está de verdad viciada-corrompida-vulne- rada, como consecuencia del pecado de Adán, 188-93. El pecado original es un «vicio- corrupción-herida» de la naturaleza, que se trasmite por generación «viciosa», 193-202. Insiste una y otra vez que el vicio no viene de la creación, sino de la libertad humana, si bien la naturaleza en sí es lábil, inconsciente. 11. Es, casi a la letra, la conclusión final del autor. 202-3.
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