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2 16 ALEJANDRO DE VILLALM ON TE de la creación espiritual, antes de la creación de este mundo material. Los espíritus puros, creados antes del mundo visible, gozaban de libertad per­ sonal, propiedad que Orígenes subraya cuidadosamente; gozaban de la amis­ tad de Dios y le amaban férvidamente. Pero, como son seres finitos y, ade­ más, compuestos de elemento material universal, se resfriaron en su fervor y cayeron en falta. Por ello Dios los castiga a v iv ir algún tiempo en la ma­ teria para que se purifiquen y puedan retornar a su estado primitivo, pues el fin se corresponde con el principio. La acción redentora de Cristo consiste en restituir el estado primitivo, al final; aunque siempre en forma más per­ fecta 3. Respecto a la historia bíblica narrada en Gén 2-3 Orígenes se mueve en­ tre la interpretación literal y la alegórica. E l paraíso es interpretado más bien como un estado espiritual que como un lugar geográfico. Y , cuando se hable de éste, habrá que entenderlo como símbolo de aquél. Comentando el relato de Gén 1, lss. habla doble creación, espiritual y terrenal. La misma duplicidad descubre en la creación del hombre, Gén 1, 26ss. y Gén 2, 7. Reconoce el estado excepcional de Adán, concentrado en la contemplación de las realidades espirituales, con visiones de profeta. Respecto al pecado de Adán, piensa Orígenes que éste ya habría pecado como y en espíritu, antes de 1a venida al cuerpo; pero en el paraíso vuelve a pecar. Sin embargo, la caída, en correspondencia a su concepción filosófica, se desarrolla más bien entre Gén 1, 26ss. y Gén 2, 7; es decir, en una interpretación alegórica- filosófica de la primera y segunda creación histórica; sin fijar atención ninguna en la clásica narración de la caída de Gén 3 4. Como era de esperar, la doctrina de San Agustín sobre el pecado original fue estudiada, una vez más, según lo exigían las preocupaciones de la época. J. Gross estudia la esencia del pecado original en Agustín y descubre en él una fluctuación al parecer permanente. Una serie de textos parece lo iden­ tifican con el pecado mismo de Adán. Testimonio, es su interpretación del «in quo omnes peccaverunt = en quien todos pecaron» de Rom 5, 12 y la idea de la continencia de todos los hombres en Adán «como en razón seminal» 5. 3. Resumimos la exposición de G. Bürke sobre la doctrina «filosófica» en estado primitivo, en el pensamiento de Orígenes, Die Origines Lehre vom Urstand des Menschen, 4-23. Su exposición está impregnada de elementos de la filosofía neoplatónica, como la teoría de los dos mundos, la ley cíclica de las existencias, adaptadas — en lo posible— con ideas cristianas sobre Dios bueno, la libertad, la acción redentora de Cristo. 4. Difícil de precisar el pensamiento de Orígenes. Parece que la primera narración de Gén 1, 26 ss., sobre la creación del hombre, responde simbólicamente a la creación pre-existente de Adán como espíritu. Pecó éste, con otros muchos; y fue plasmado en cuerpo terrenal, Gén 2, 7. La caída del paraíso narrada en Gén 3, explicaría, simbólica­ mente, la caída preexistente, o bien el proceso de todo pecado. De todas formas Adán y Eva son tenidos por personajes históricos, padres del género humano. Ver Bürke, /. c., 24-39: Doctrina bíblica sobre el estado primitivo. 5. J. G r o s s , Das Wesen der Erbsünde bei Augustinus, 774-6.

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