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KL PECADO ORIGINAL. 205 Por estos años llamaron la atención de los estudiosos varios trabajos de S. Lyonnet sobre la cuestión. No se trata en ellos todo el problema del pe­ cado original en Pablo; se ciñe más bien a los vv. 12 y 13-14 de Rrn 5, 12-21. La interpretación de conjunto dada a estos versículos hay que deducirla del sentido que el autor confiere a las palabras clave del versículo: Pecado = he hamartía, muerte — Thánatos, pecaron = hemarton; en quien = ef’ó. FJ Pecado — he hamartía— que entró en el mundo, no ha de referirse al pecado personal de Adán, del cual se habla en vv. posteriores con diversas denominaciones. En v. 12 «he hamartía» = el «Pecado», es un poder o fuer­ za maléfica, personificación del mal (y de los pecados todos) que, al abrirle la puerta Adán con su trasgresión, entra, y se enseñorea del mundo, de la humanidad24. Acompañante inseparable del Pecado es la Muerte, unida al Pecado como el viajero a su sombra. Toda la perícopa y el contexto piden que «Muerte - Thánatos» tenga aquí un sentido complexivo: muerte física - muerte espiritual - muerte aquí ya - muerte escatológica; en contraposición a la Vida que, en todos los sentidos indicados, nos trae Cristo, el Segundo A d án 2S. Respecto a "pecaron - hemarton ” , atendiendo al significado de la palabra, al contexto y uso, a la interpretación de los Padres Griegos, Lyonnet no duda en referirlo a los pecados personales, que, en consecuencia del peca­ do-muerte introducido por Adán, todos cometen; con lo cual el poder de aquellas fuerzas malignas se intensifica y extiende a todos, en forma concreta. A sí, pues, el sentido sería: «por la trasgresión de Adán el poder del pecado ha entrado en el mundo y ha ejercido su obra de muerte; por lo cual todo el género humano está separado de Dios; separación que será definitiva, sin la redención de Cristo. Pero, esta muerte llega a cada uno a través de su personal pecado: ...cumplida la condición de que..., según que... o mejor, según diría San C irilo , visto que todos han pecado, cumplida la condición de que todos han pecado»26. Ya desde antiguo se admitía como decisivo para la enseñanza del pecado original en Rm 5, 12-21, el sentido que se diese a la fórmula "in quo omnes peccaverunt” de la Vulgata, el "e f’ó” del texto griego. La versión y, sobre to­ do, el sentido dado por la teología occidental al «in quo = en quien (referido a Adán) todos han pecado», parece ya no puede sostenerse hoy día. Debe ser abandonado y lo ha sido a pesar de ser tradicional en Occidente hasta culmi­ nar en el concilio de Trento. Aunque gramaticalmente posible, Lyonnet re­ 24. S. L yonnet, Le peché originel, 64-5: «la palabra "pecado” designa aquí no el acto de Adán, sino, como es frecuente en otros textos de Pablo, una potencia malvada personificada, hostil a Dios; que una vez introducida en el género humano lo enfrenta a Dios, lo separa de Dios, le confiere eso que la Biblia y Pablo llaman la "muerte” ». Cfr. 73. 25. L. c., 65-7. Es la muerte de Sab 2, 24, «que entró en el mundo». Cfr. 83. 26. L. c., 73. Ver 68-74, 84. Y notas siguientes.

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