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UNAMUNO Y LAS PRUEBAS DE LA EX IS T EN C IA DE DIOS 121 A propósito de la prueba del modo de ser del universo, observa Una- muno que «en rigor, deducimos la existencia del Creador del hecho de que lo creado existe». Esta existencia del mundo es un hecho. Ahora bien, el método científico no concluye basándose en un sólo hecho. ¿Cómo puede proclamarse «científicamente» la existencia del Creador a partir del hecho de un mundo existente? De un hecho no se saca una necesidad... 3) También pone Unamuno sus reparos científicos a la prueba del or­ den. Teniendo en cuenta estas páginas Del sentimiento trágico de la vida y otras del propio Unamuno en las que trata del orden del universo, con­ viene hacer notar que nuestro autor relativiza bastante el tan admirado y el tan cantado orden del mundo, y, desde luego, niega que se haya de recurrir necesariamente a una inteligencia creadora para explicárselo. Unamuno aclara algunos hechos de la naturaleza echando mano del azar, sin necesidad de hacer intervenir a elemento finalístico alguno, ni a ninguna fuerza espiritual. Así, con evidente intención irónica, escribe en 1902 a pro­ pósito de la confección de una pajarita: «¿N o hemos de ver y admirar a la Providencia en la pajarita de papel? Hay quien dice que doblando el papel no pueden por menos de salir tales ángulos, pero esto lo supongo una impiedad como aquélla de sostener que no fue Dios quien hizo a los cantos rodados tan a propósito para sentir las corrientes en el lecho del río, o que las celdillas hexagonales de una colmena — figura que acer­ cándose más al círculo no desplaza terreno al unirse unas con otras— es la forma que toman naturalmente varios canutillos, cilindros, o si se hace con ellos un fajo y se les aprieta resultando así prismas hexagonales. Hay que rechazar estas y otras impiedades que ha puesto en circulación la vana ciencia moderna» 35. La explicación de los hechos biológicos supone mayor dificultad que los hechos mecánicos aludidos — el de los prismas hexagonales de las abejas y el de los cantos rodados— . Aquí Unamuno se inclina por la teoría del evo­ lucionismo darwiniano. Los órganos atrofiados, las muestras de atavismo en el mundo orgánico... parecen confirmar la teoría transformista de Darw in. Lo difícil es explicar las causas del hecho evolutivo. Por lo que a ellas se refiere — la tendencia a la variación espontánea, la herencia, la adaptación al medio, la lucha por la existencia— , Unamuno concuerda con el naturalista inglés en que se trata de expresiones cuyo objeto escapa a la comprensión científica. E l fenómeno evolutivo se da, pero ignoramos en realidad el cómo, no sabemos si en el 35. Por una pajarita, V III, 204. Esto mismo, más desarrollado, aparece en Apuntes para un tratado de cocotología (II, 424-425). El tema de los prismas hexagonales de las abejas lo comenta Unamuno una vez más en un artículo de 1920, El filólogo y la abeja (V II, 1402).

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