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FUNCION DE LA IGLESIA. 95 que se hiciera en conmemoración suya (Le 22, 19; 1 Cor 11, 24 s.). Si por estas palabras, Cristo estableció la función sacerdotal en los apóstoles y determinó que esta función se realizase en su Iglesia, no es inverosímil pensar que también determinara el signo con que esta potestad debía transmitirse en la Iglesia. Y, existiendo en el AT el rito de la imposición de manos para trasmitir un poder y un espíritu (cf. Núm 27, 18-23; Dt 34, 9), no es inve­ rosímil, sino probable, que este mismo rito quedase entonces fijado para la transmisión de la potestad sacerdotal; tanto más, cuanto que la imposición de manos aparece poco después como rito de santificación con potestad sa­ grada (Act 6, 6; 2 Tim 1, 6 s.; 1 Tim 4, 14). Respecto de la confirmación, consta que Jesucristo habló repetidas veces de que sus discípulos recibirían el Espíritu Santo, como Espíritu de luz y de fuerza; y, después de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, vemos por los Actos (8, 16 s.; 19, 5 s.) que los apóstoles (Pedro y Juan; y Pablo) comu­ nicaban después del bautismo por la imposición de manos esta infusión más plena del Espíritu. Por consiguiente, no es históricamente inverosímil pen­ sar que Jesucristo determinase la imposición de manos, que ya estaba en la cultura y mentalidad hebrea, como signo para esa transmisión más plena del Espíritu. Respecto del matrimonio, si admitimos que la esencia de este sacramento está en la expresión del contrato matrimonial, y que Jesucristo elevó a sacra­ mento el contrato matrimonial entre hombre y mujer, ya se ve que no es inverosímil que Jesucristo aceptase y señalase la expresión de ese mismo contrato como signo del sacramento. Con lo dicho me parece que queda establecido 1) que la invención o institución de cada uno de los sacramentos no puede ser hecha por la Iglesia, sino que es prerrogativa de Cristo; y 2) que, aunque no conste de una manera explícita la institución por Cristo de todos los sacramentos, sino solamente de tres, no es históricamente inverosímil pensar que Cristo señalara los otros cuatro sacramentos y que determinara el signo propio de cada uno de ellos, al menos de una manera genérica. Razones por las que la Iglesia no puede instituir sacramentos 1) Por consiguiente, la primera razón por la que la Iglesia no puede inventar sacramentos es dogmática : porque los sacramentos son de institución inmediata de Cristo; y, en esta hipótesis, lo obvio es que Cristo señalara las finalidades o funciones que quería obtener en su Iglesia mediante ritos exter­ nos simbólicos, y juntamente con ellos señalara de alguna manera el signo, al menos de una manera genérica. 2) La segunda razón por la cual la Iglesia no inventa los sacramentos me parece desprenderse, dentro de la teoría sacramentaría, del hecho de que Cris­ to es el que hace cada uno de los sacramentos. Cristo no es solamente la causa

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