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XAVIER ZUBIRI Y ENRIQUE TIERNO GALVAN. 7 3 No elimina, con todo, el concepto de sustantividad al de sustancialidad. Como, en sentido paralelo, tampoco las dimensiones eliminan las categorías. Siempre que se dé una predicación por inhesión interviene el concepto de sustancilidad o subjetualidad, como sustentáculo de tal predicación. En esto Zubiri acepta la metafísica clásica. Pero aún aquí, al aceptar el concepto de subjetualidad, realiza Zubiri otro intento de superación de la metafísica clásica que no podemos silenciar. Anota el maestro español que en todos los seres inferiores al hombre la cosa real es siempre "sujeto de" un conjunto de propiedades. El hombre tam­ bién es por naturaleza "sujeto de" muchas propiedades; pero tiene algo que no condivide ni con Dios ni con el bruto: es igualmente "sujeto a” tener que apropiarse las posibilidades que le ofrece la vida y la historia. El ser inferior al hombre se halla “por bajo-de” sus propiedades; es un úitoxeí- ¡xevov, un ser sub-stante. Pero el hombre además de ser óxoxsí[ievov, ser sub-stante, puede ser 6zspxst(j.svov, ser supra-stante u. Una mirada reflexiva nos hace ver al instante que el hombre es "sujeto de” respecto del talento o del color de su piel. Lo ha recibido sin más. Pero no es mero "sujeto de” la virtud porque la virtud es conquista o, como dice Zubiri, apropiación. Respecto del color de su piel el hombre es sub-stante-, respecto de la virtud es supra-stante. No emerge la virtud en nosotros. Nos la tenemos que apropiar. Sólo por la apropiación el hombre viene a ser " su­ jeto de” respecto de la misma. Sobre ello volveremos al hablar de la ética. Si ante esta distinción luminosa nos preguntamos por el sentido de los conceptos de sustantividad y sustancialidad o subjetualidad, advertimos que la sustantividad es la raíz de subjetualidad. Sólo porque el hombre es esa unidad sustantiva emergen de él las propiedades, si es sujeto sub-stante, o las conquista y se las apropia, si es además sujeto supra-stante. No niega con estos análisis Zubiri la metafísica clásica, pero sí la perfecciona con un as­ pecto nuevo y clarificador. 4) La esencia, último principio unitario Pudiera pensarse que el metafísico Zubiri quedaba satisfecho con haber llegado a la unidad sustantiva para dar razón de la cosa real. Sin embargo, no es así. Todavía busca un estrato anterior y más fundamental. A este es­ trato último lo llama la esencia. De nuevo Zubiri entra en discusión con la metafísica de Aristóteles. No le satisface su teoría de la esencia. Una tradición inveterada ha visto en ella lo universal, lo específico, lo quidditativo, es decir, la definición de la cosa. Zubiri rompe decididamente con esta tradición y juzga que la esencia es la cosa real en su máxima singularidad. Si esta singularidad puede multiplicarse 1 1 . O. c.j 1 5 9 .

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