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XAVIER ZUBIRI Y ENRIQUE TIERNO GALVAN. 91 conjunto de formas de hallarse en la realidad, formas creadas en y por la historia, pero que son propuestas, no impuestas a la posteridad. En política, la monarquía, la república, la aristocracia, la democracia, son formas que la historia nos transmite, pero que nosotros incorporamos a nuestro quehacer político por elección y preferencia. La gran faena de la historia consiste precisamente en la creación continua de nuevas posibilidades. Planeemos o no un viaje personal a la luna, es lo cierto que la historia nos ha dado esta asombrosa posibilidad. Si esta trans­ misión de posibilidades vale en el campo de la pura técnica, vale igualmente en todos los otros campos de la cultura: teórico, estético, ético-religioso, etc. La historia como creación de nuevas posibilidades es la idea central de Zu- biri sobre la historia 62. Otra vez más el profesor Tierno se halla al polo opuesto de Zubiri. Ha­ cia la historia siente una profunda desestima. Ve al humanismo clásico ligado a ella. Y este humanismo es el culpable de nuestra deshumanización social y máximo obstáculo para la revolución socialista que Tierno desea. «En el orden de la revolución total, escribe, la memoria es un elemento negativo que produce valores negativos en el ámbito de la moral burguesa. Historia es también un elemento negativo, es, en cierto modo, lo que hay que des­ truir» 63. Lo que más repugna a Tierno en la historia es el sentido de continuidad que despierta en las conciencias. Esta continuidad es el máximo obstáculo al bienestar social y humano al que todos tienen derecho. Distingue tres modos de interpretar la historia. Puede ella concebirse como un homogeneum continuum. Fue la concepción agustiniana, falsa doblemente por incluir dos elementos falsos: la homogeneidad y la continuidad. Augusto Comte rompe con la homogeneidad pero mantiene la continuidad en su concepción de la historia como beterogeneum continuum. Sólo una concepción de la historia como beterogeneum discontinuum es aceptable para Tierno. La primera halla­ ba su clave de bóveda en una providencia extraña al mundo. La segunda, en la causalidad que dirige la historia por las vías del progreso. Ambas se fun­ dan en prejuicios metafísicos. Sólo es fundada una interpretación de la his­ toria como estructura, al prospectar a ésta como puro funcionalismo. De nue­ vo utiliza aquí Tierno el concepto más importante de su filosofía, el con­ cepto de situación, y escribe: «Desde el punto de vista del beterogeneum discontinuum, lo que vemos son situaciones que aparecen como tales, sin que el problema de la causalidad y continuidad sea el más importante sino prefe­ rentemente el secundario»64. 62. La dimensión histórica del ser humano, en Realitas I, Madrid 1974, 11-69. 63. Humanismo y sociedad..., 45. 64. Sociología y situación..., 24.

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