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88 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA tafísica clásica. Sabido es que esta metafísica interpretó al hombre o como una dualidad de sustancias — escuela platónica y cartesiana— o como unidad sustancial de cuerpo y alma, según el conocido binario metafísico: materia prima y forma sustancial. Zubiri, totalmente refractario al dualismo plató­ nico, opta decididamente por la unión sustancial de los elementos que inte­ gran al hombre. Pero en vez de interpretar estos elementos en función de materia y forma — al modo aristotélico— rompe con este esquema y afirma que las tres notas integrantes del ser humano — quimismo, sensibilidad e inteligibilidad— son igualmente actuales e igualmente concurren a la forma­ ción de esa unidad que llamamos hombre51. Este es el nuevo camino que señala a la antropología nuestro filósofo. En sentido muy divergente razona Tierno Galván. Con sinceridad y de­ cisión afirma reiteradamente: «Somos animales con un sistema de signos que nos permite clasificarnos de superiores y que implica la conciencia de esa superioridad»52. A esta primera actitud corresponde la valoración del estímulo en nuestra vida. Ya vimos, hablando de Zubiri, cómo se vincula la estimulidad a lo sensible. Pues bien, Tierno no supera ni quiere superar el plano de la estimulidad. Afirma que el conductivismo ha sido una forma tos­ ca de plantearse un problema sumamente difícil. Y sin embargo, nos parece que, a pesar de esta crítica, el pensamiento de Tierno se mueve dentro del esquema conductivista. Así lo indica él mismo en este texto: «El conducti­ vismo es la teoría que explica perfectamente la totalidad del comportamiento del organismo funcionando como una máquina». De donde concluye: «No hay, pues, inconveniente ninguno en que un organismo funcione como una máquina, teniendo alegría, amor, etc., sin que este hecho exija la interven­ ción de nada ajeno al organismo en cuanto tal, salvo los estímulos» 53. Tropieza en este camino Tierno con la libertad, difícil de enmarcar den­ tro del esquema conductivista. Ante este problema, he aquí cómo razona: «¿Soy libre o no lo soy? Lo soy en cuanto tengo vivencia de la libertad; no lo soyen cuanto todos mis actos son resultados dela relaciónestímulo- respuesta» 54. Reconoce que loscatólicos y losmetafísicosamplíanmucho más el campo de la libertad. Pero él se satisface con este razonamiento: «Liber­ tad, dolor, son estados de conciencia resultantes, con distinta graduación e importancia, de un mecanismo orgánico. Como resultantes son el modo más complejo de vivirse la realidad orgánica en cuanto unidad totalizada de funciones. No cabe más aclaración» 5S. Podrá ser discutible esta aclaración. Pero señala indudablemente una pos­ tura terminante y precisa. 5 1 . S obre la esencia..., 362. 52. La realidad com o resultado..., p. 8 0 , 141. 53. O.c„ n. 101, 155. 54. O. c., n. 99, 153. 55. O. c., n. 101, 157.

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