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XAVIER ZUBIRI Y ENRIQUE TIERNO GALVAN. 83 todo punto necesario no confundir esta aprehensión simple con la simplex apprehensio de los escolásticos. Para éstos, la simplex apprehensio es cierta­ mente el primer acto de la mente con relación al objeto. Pero Zubiri les acusa de haber abandonado ya en ese primer momento la realidad que es "de suyo” para transformarla en concepto. Esta conceptuación inicial es algo para Zubiri radicalmente inaceptable. Por lo mismo, antes de la simplex apprehensio tiene que darse la aprehensión simple. Esta tiene de particular que es algo propio a todo aquel que conoce, llámese Dios, ángel u hombre. Mientras que la simplex apprehensio es algo privativo de nuestro conocimien­ to conceptual34. ¿En qué consiste, entonces, esta aprehensión simple a la que Zubiri da tanta importancia en su gnoseología? Ya al principio de su obra, Sobre la esencia, nos da una descripción de la misma sumamente precisa. Dice así: «Toda cosa nos está presente en su aprehensión primera y es en ella término de la función deíctica, esto es, de mera indicación nominal: es "esto” » 37. Presencia de la cosa a la mente, indicación de la cosa con el vocablo «esto»: he aquí las dos notas que señala Zubiri a la aprehensión simple. Una aclaración ulterior recibe noción tan importante cuando Zubiri afir­ ma que por ella se actualiza la cosa real en la inteligencia, en tal manera que el acto formal y propio de la intelección es ser mera actualización de la cosa en la inteligencia. Toda otra concepción la declara inaceptable por falta de radicalidad. Posición, ideación, correlación intencional — léanse en estas pa­ labras las grandes gnoseologías de la filosofía de Occidente— no podrían intentar lo que pretenden ser si no fueran simples modalidades de esto que es actualizar la cosa real en la mente38. Esta actitud zubiriana adquiere mayor luminosidad si examinamos cómo se enfrenta con el empirismo y el racionalismo. Frente al empirismo subraya Zubiri que en el puro sentir las cosas aprehendidas son aprehendidas no co­ mo realidad, sino como estímulo. No siempre se ha reparado en que «estímu­ lo» es la formalidad propia y constitutiva del sentir en cuanto tal; lo sentido qua sentido es siempre y sólo estímulo. La teoría de la sensibilidad no es sino la teoría de la «estimulidad». La «realidad», en cambio, es el carácter propio y constitutivo del inteligir en cuanto tal. Lo inteligido qua inteligido es formalmente la «realidad» 39. Esta contraposición entre captación de la realidad como cosa en sí fren­ te a la estimulidad es el abismo que separa el auténtico saber filosófico de toda filosofía empírica que se atiene a los meros datos de la sensibilidad, según el pensar de Zubiri. 36. Sobre la esencia... 16 y 353. 37. O . c., 16. 38. O . c., 113. 39. O . c., 115.

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