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76 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA Advirtamos cómo el pensamiento de Tierno inicia su andadura al polo opuesto del pensamiento de Zubiri. Para éste el concepto de realidad queda cimentado en lo que es "de suyo”, es decir, independientemente de cualquier relación al sujeto que lo considera. Tierno, por el contrario, establece una vinculación estrecha entre realidad y presencialidad. Sólo lo que nos es presente es verdaderamente real. De ello también se deduce que la realidad no puede ser algo primario y fundamental. Desde otra perspectiva nos hace ver esto mismo, como lo indica ya el título de uno de sus estudios más profundos: La realidad como resultado. Como comentario a este título escribe: «Resultado y realidad son equivalen­ tes. La realidad es en la medida en que resulta» I6. El resultado —-das Resul- tat — es un vocablo que se repite muchas veces en la Fenomenología del Es­ píritu de Hegel. Pero siempre para significar que no es algo primero sino algo derivado, como lo denuncia la misma palabra. Pensamos que esto mis­ mo acaece en la filosofía de Tierno. Por lo cual, ni la realidad que es un resultado, ni el mismo resultado, pueden ser lo primario y fundamental en esta filosofía. ¿Dónde hallarlo? Sigamos en su pesquisa. Pudiera ser que un vocablo, reiteradamente mentado por Tierno, daría satisfacción a nuestra búsqueda. Nos referimos al vocablo “coactual”. De él nos dice que «encierra las mayores dificultades» l7. Tratemos de aclararlas, siguiendo la indicaciones que él mismo nos da. La cultura filosófica de Tierno motiva el que lo enfrente con la concep­ ción de la metafísica clásica sobre el acto y la potencia. Con decisión afirma que ante el vocablo coactual «la idea de potencia tiene muy poco alcance meta- físico». Por el contrario, el concepto de coactual lo invade todo, según lo dice muy luego en este texto importante: «La relación acto-potencia es coactual, el movimiento es coactual, el futuro es coactual lo mismo que el pasado. Nada es que no sea actual respecto a mí. A lo que tiene la condición de la coactualidad llamo realidad. Como nada hay que no sea de un modo u otro actual, el modo de la coactualidad es el modo en el que se agota la realidad. Se concluye, pues, que todo es real. Lo falso, el mal, lo quimérico, son rea­ les, úricamente que pertenecen a distintos planos y modos de la coactuali­ dad» 18. Esta larga cita suple largos comentarios. Todo un modo de pensar queda en ella reflejado. ¿Hemos topado con lo último? Parece que sí. Sin embargo, muy luego Tierno nos dice que la misma coactualidad es sólo explicable co­ mo resultado del hecho de la cultura que es un resultado pleno ,9. Pero si esto es verdad, nos viene al instante la objeción de que si la coactualidad 16. O. c „ n. 3, 100. 17. O. c.f n. 9, 102. 18. O. c„ n. 10 , 102 . 19. O. c., n. 6 , 101; segunda parte, n. 8 , 164.

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