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74 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA en diversos individuos y, por lo mismo, abrirse a lo específico, esto ya no es para Zubiri un problema metafísico, sino un problema genético. Tal es el caso del hombre y de todos los vivientes. Son esencias multiplicables. Pero el que lo sean, no depende de la esencia en cuanto tal, sino de la virtualidad genética de esta clase de esencias. La esencia por sí y como tal no significa más que el estrato básico que da unidad a la cosa real. Zubiri señala dos momentos en ella: el momento último de la sustantividad y el momento fundante de las notas constitutivas. Por lo que atañe especialmente a la relación entre la esencia y la sustan­ tividad Zubiri afirma que la esencia viene a ser un subsistema dentro del sistema constitucional de la sustantividad. Así como el sistema nervioso vie­ ne a ser un subsistema dentro del sistema total del organismo, de la misma manera la esencia dentro del sistema total de la sustantividad es el subsiste­ ma que concierne al momento primario de la misma sustantividad 12. Otra conexión señala Zubiri a la esencia que no podemos silenciar en este conciso análisis. Nos referimos a su relación con la talidad. Una vez más Zubiri critica a la metafísica clásica. Esta veía en la talidad una determina­ ción. Pende esta concepción del concepto de sustancia que en el árbol por- firiano va recibiendo ulteriores determinaciones que la concretizan. Para Zubiri la talidad no es una determinación que motiva el descenso de los seres en la escala de lo universal a lo particular, sino algo pertinente a la constructividad de la cosa real. Por la talidad la cosa real es esto o lo otro; las notas constitutivas talifican. Pues bien; lo que hace ser tal a una cosa es precisamente la esencia. Zubiri concluye así su larga reflexión metafísica sobre la esencia talificante: «He aquí la realidad física de la esencia en el orden de la talidad: es aquello según lo cual es "esto” y no lo "otro” , es decir, es la manera de estar "construida” la cosa real como "tal” » B. Completa y aclara cuanto venimos diciendo un nuevo diálogo crítico de Zubiri con Aristóteles. En la metafísica clásica ha sido siempre un tema primario hallar la definición precisa de cada esencia. Los escolásticos hallaron una fórmula sensible de este problema metafísico en la caza: de venatione de- finitionum. Y sobre el modo de cazar definiciones escribieron largas páginas de reflexión filosófica. Esta caza metafísica consistía siempre en hallar de cada esencia su género próximo y su diferencia última. Entonces, y sólo en­ tonces, se daba con la verdadera definición de una esencia. En esta ciudad de Toulouse un filósofo hispano, Francisco Sánchez, declaró este ejercicio venatorio perfectamente inútil. Zubiri no es tan radical. Lo considera tan sólo insuficiente y desorientador. Para este metafísico la esencia no tiene elementos determinantes que precisen su sentido, como los tiene la idea uni­ versal de sustancia en el árbol porfiriano, sino notas constituyentes de su 12. O. c., 191-192. 13. O. c., 371.

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