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EL PECADO ORIGINAL. 59 doctrina cierta, segura35; y c) en el equilibrio del centro K. Rahner propone: «Resulta que el monogenismo debe ser calificado como teológicamente cierto. Tanto una calificación superior como una más modesta no parecen justificadas, en el estado actual de la cuestión» 36. Una doctrina «.teológicamente cierta » es aquella que «es reconocida por las escuelas teológicas como cierta y necesariamente conexa con las verdades reveladas; conexión que puede ser o virtual, o como presupuesto o con una conexión final» 37. Como es claro toda la seguridad de semejantes doctrinas estriba en su conexión indispensable y conocida con el contexto de otras verdades más claras y seguras. Aquí tiene su trabajo específico la razón teológica. Vamos a ver, por tanto, el lugar que ocupa la afirmación del monogenismo dentro del contexto de otras ver­ dades reveladas. E.— Monogenismo y poligenismo ante la razón teológica. Tal como es presentada por estos años la tesis del monogenismo, tiene todas las carac­ terísticas de una conclusión teológica: verdad deducida, por discurso silogís­ tico, de otra verdad claramente dogmática. Deducida la conclusión por la conciencia religiosa-teológica de los creyentes, el Magisterio oficial de la Iglesia la habría refrendado implícitamente en textos como los del concilio de Trento y explícitamente en la «Humani Generis». Pero, esto de ser una deducción de lo revelado constituye la fuerza y la flaqueza de la conclusión teológica. Su fuerza, por la conexión indisoluble que parece tener con dog­ mas básicos del cristianismo; y su flaqueza, porque tal conexión la ve y propone la razón reflexionante, la cual no puede menos de estar interna­ mente condicionada por las circunstancias históricas y culturales en que ejer­ ce, concretamente, su actividad. La intervención del Magisterio, cuando no es definitoria ni definitiva, no cambia, en última instancia, la índole interna de tal afirmación. Con esto queda indicada la importancia que tiene el que nos fijemos en las razones teológicas que se dan a favordelmonogenismo, pues ellas son, en el fondo, lo decisivo en esta cuestión. Estas razones nos las ofrecen los textos aducidos del Vaticano I y de la «Humani Generis». Negado el monogenismo y admitido el poligenismo se ponen en peligro cierto estas verdades: 1) la unidad-unicidad del pecado originante ( = origineunum) cometido por un único individuo, Adán, padre común de todo el género humano; 2) el hecho seguro de que el pecado original se transmite por generación a todos los hombres; Ríen califica de «al menos formal implícitamente revelado en la Escritura y por ello de fe»: M onogenism o teológico, 242. 35. L. O tt , Manual de Teología Dogmática, 164. 36. Consideraciones teológicas, 273, 295. 37. Así lo proponen los AA. de Sacrae Tbeologiae Summa (1955), I, 7. Sistema de calificación muy seguido aquellos años.

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