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E L P E C A D O O R IG IN A L . 37 cionismo es una teoría científica aparecida en el siglo xix para dar una expli­ cación positiva, basada en la experiencia e inducción, a la cuestión del origen del hombre. Hasta entonces la cultura occidental se movía en la ausencia e ignorancia de cualquier explicación científica en este punto. E l vacío de cien­ cia se suplía con explicaciones meramente ingenuas, populares, precientíficas, folklóricas y míticas. Son las categorías culturales en que el Génesis y la tradición cristiana durante siglos expresaron sus convicciones religiosas sobre la relación radical entre Dios y el hombre desde los orígenes. La compara­ ción entre el evolucionismo científico y la explicación popular del origen del hombre, si se quiere urgir con rigor resulta anacrónica. Se trata de dos formas de ver y de dos juegos lingüísticos «incomparables». E .— El evolucionismo en la tradición doctrinal de la Iglesia. A l hablar aquí de la «tradición doctrinal» de la Iglesia nos referimos a las aportaciones doctrinales que, a lo largo de los siglos pudieron, por principio, hacerse para explicar y completar los datos de la Biblia sobre el origen del hombre. Alu­ dimos, rápidamente, a la enseñanza de los Padres, al Magisterio de la Iglesia y la doctrina propuesta por la teología sistemática, por los años que histo­ riamos. El evolucionismo en los Santos Padres es un tema que no quedó al mar­ gen de la curiosidad científica de los teólogos de la época. Como el evolu­ cionismo es una cuestión típicamente moderna, se comprende la poca espe­ ranza que los investigadores tienen de encontrar en los Padres antiguos algo valioso sobre el tema. Habría que aplicar a los testimonios de los Padres — en forma analógica, proporcional— criterios hermenéuticos similares a los que hemos visto aplicados a los textos del Génesis. Los Padres no pudieron ser defensores ni impugnadores de una teoría que no conocieron ni pudieron conocer. En forma pre-reflexiva, espontánea, pre-científica, popular y hasta mítica, estaban anclados en una visión meramente fijista del origen del mundo y del hombre. Dios creó simultáneamente todas las realidades del mundo y todas especies, tal como ahora las vemos nacer y desarrollarse ante nosotros. Por eso, concluye E. González al respecto: «La teoría (evolucionista) será más o menos probable, mejor o peor fundada; pero lo será por otras razones, no por el testimonio de los Padres. Y lo mismo en sentido contrario: esta teoría tendrá dificultades, quizá graves y difícilmente solubles; pero estas difi­ cultades tampoco provienen de que la doctrina sustantada por los Padres la excluya «quasi a priori» 16. Así, pues, análogamente a como se hace con la en la formación de los cuerpos de Adán y Eva; 4) Adán y Eva fueron seres humanos por y en el momento de la infusión del alma; 5) en todo el relato se presupone la unidad de la especie humana», 152. Supone también el fijismo, pero formando parte de su acervo cultural, 152-54. L. Arnaldich, El origen del mundo y del hombre, 139-47. T. A y u s o M a r a z u e l a ve más difícil la conciliación evolucionismo somático con Génesis: Poligenismo y evolucionismo, 361-365. Ver 347-72. E. C. Messenger, E l origen del hombre, 295; no ve incompatible fe con la teoría de evolución moderada. 16. E l evolucionismo en los Sanios Padres, 180. Ver 155-81.

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