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E L P E C A D O O R IG IN A L . 35 dial, Adán y Eva, afectan a los presupuestos de la enseñanza tradicional so­ bre el pecado original. E l cual no podía ser afirmado ni explicado sino co­ mo efecto del pecado originante de la humanidad primordial; ni éste sin la creencia en el «estado de justicia y santidad» en que se encontró real e his­ tóricamente Adán. En cuanto al primer tema, origen del primer hombre, la solución aportada por los exegetas sigue, por estos años, las siguientes líneas fundamentales: insisten, en primer término y como punto básico de orienta­ ción, en la diversa perspectiva en que se mueven las investigaciones de la ciencia y la narración genesíaca. La ciencia intenta dar una explicación cau­ sal, científica, basada en datos sobre el modo concreto cómo los primeros seres humanos llegaron a la existencia, cual fruto de una multisecular evolu­ ción de la materia y de la vida. Génesis enfoca el tema del origen del hom­ bre desde las relaciones que Dios quiere establecer con el hombre en orden a realizar en él un determinado plan de salvación. Por ello Génesis quiere subrayar, únicamente, la relación trascendente que el hombre tiene a Dios, a cuya imagen ha sido hecho, como resultado de una intervención especial. La especialidad de esta acción no la percibe Génesis en el modo concreto de llegar el hombre a la existencia, que no le interesa, sino en el resultado final: el hombre hecho a imagen de Dios, capaz de oír a Dios, obedecerle o desobedecerle, portador de un destino trascendente. La secuencia concre­ ta, positiva, histórica de tal intervención de Dios cae fuera de sus preocu­ paciones. Cualquier otro «detalle» sobre el devenir y ser del hombre lo dejó a la investigación de la razón, «a las disputas de los hombres» Dentro ya del texto mismo habría que distribuir su contenido en un triple nivel de verdades. En primer término un conjunto de afirmaciones de índole religiosa, tendentes a expresar las relaciones personales del hombre con Dios, que por su misma naturaleza, directamente, pertenecen a la fe: todo el universo y especialmente el hombre, ha sido creado por Dios con la sola fuerza de su Palabra. Hay, además, ciertos hechos vinculados a la verdad religiosa y que pueden llamarse históricos en el sentido de que han tenido lugar en el tiempo y en el espacio, por ejemplo, la existencia de Adán y Eva, su estado privilegiado inicial, su caída en pecado. Y finalmente, el modo cómo son narrados los hechos y las formas de pensamiento y lenguaje en que son expresados tales verdades y hechos n. 11. Sobre esta diversa perspectiva en que se mueven la ciencia y la Biblia insisten L. Arnaldich, Origen del mundo y del hombre, 17-32, 139-47, 176-82, 223-27. H. Ren- ckens, Creación, Paraíso, 175-87, 244-52. J. de Fraine, La Biblia y el origen del hombre, 13-32, 43, 52-58, 127 s. Cu. Hauret, Origine dell’universo, 80-3. C. Vollert, Evolution and the Bible, 84-97. 12. L. Arnaldich, E l origen del mundo, 30. En esta tercera categoría entraría la descripción del modo concreto cómo cada orden de seres llega a la existencia, por obra de Dios.

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