PS_NyG_1977v024n001p0003_0063
34 A L E JA N D R O D E V IL L A L M O N T E ley de evolución— un primitivo en el sentido más elemental y rudo de la palabra. Si la teoría evolucionista se acepta con todas sus consecuencias reales y lógicas, hay que admitir un proceso lento, multisecular en la adquisición por el hombre primitivo de la estructura orgánica actual y más aún de la capacidad expedita y ágil para las funciones espirituales, para la creación de cultura en cualquiera de sus formas. Así lo demostraría, con suficiente se guridad, la paleontología y la prehistoria humana. En el orden religioso y moral no podría ser tampoco de otra manera, si no queremos recurrir de continuo a una excepcional, milagrosa intervención de Dios en la promoción natural del hombre. Esta imagen evolucionista del hombre primitivo, de comienzos tan hu mildes y progreso tan lento, contrastaba fuertemente con la imagen del Adán y Eva que presenta la tradición cristiana: un tipo y realidad de hombre perfectísimo, sin contexto real con los organismos vivientes anteriores, col mado, desde el primer instante, de todas las perfecciones deseables e ima ginables tanto en el plano natural como en un plano de providencia sobre natural especialísima. E l recurso a una intervención milagrosa, tal como lo propugnaban los teólogos, es siempre posible ; pero, para hombres imbuidos, legítimamente, por una mentalidad evolucionista, tan prodigiosa interven ción de Dios acaecía del todo al margen de las leyes más básicas del cosmos y de la vida. La figura del Adán tradicional se hacía cada vez menos creíble. Y si se quería seguir manteniendo su realidad histórica habría que acudir a un nuevo examen crítico de los textos en que tal creencia estaba fundada. Así lo comprendieron los teólogos y exegetas de estos años. D .— Evolucionismo científico y la narración bíblica sobre el origen y situación del primer hombre. Las primeras tensiones entre la doctrina evo lucionista y los teólogos, surgieron, según hemos indicado ya, de la manera tan claramente divergente en que la ciencia y la teología explicaban el ori- del hombre. Después de tantos años de discusión, vamos a resumir la situa ción del problema en la década que nos ocupa. Dos cuestiones, relacionadas entre sí, pero, de suyo, distintas, se discu tían por entonces: el problema del origen primero del hombre en que se armonizasen los datos de la ciencia y los de la Biblia y, luego, la cuestión del estado en que se encontraron los primeros representantes de la humani dad. La explicación evolucionista sobre el origen del hombre afectaba, direc tamente, al modo de entender la narración genesíaca sobre la aparición de Adán y Eva, padres de todo el género humano. Pero, la enseñanza sobre el pecado original no era afectada sino en forma más indirecta y lejana, me diante la hipótesis del poligenismo propuesta como complementaria a la del simple evolucionismo antropológico. Más adelante veremos la importancia de esta cuestión y la necesidad de buscarle una respuesta adecuada. En cam bio, las afirmaciones de Gén 2-3 sobre el estado de la humanidad primor
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz