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R E IN O D E L H O M B R E Y R E IN O D E D IO S 4 2 9 te. Quien piense que «no es así como se cambia el mundo», desco­ noce que la transformación en que siempre estará empeñado el hombre, sólo puede permanecer orientada hacia el bien auténtico si en los movimientos cambiantes no se desconecta del reflejo lu­ minoso de las ideas indestructibles. Para combinar los signos de los tiempos con los signos de Dios siguen ciendo imprescindibles los teólogos y filósofos cristianos: los que actúan en la brecha, como los asistentes al congreso, y los que irradian luz desde la inmortalidad de sus obras, como Juan Duns Escoto. B ernardino de A rmellada Gijón

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