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4 2 8 B E R N A R D ÍN O D E A R M E L L A D A la toma de conciencia donde se despliega la plenitud de la subjeti vidad. La coloración escotista del argumento anselmiano, mostran do la coextensión de lo posible y lo real, llevaría a la intuición del verdadero significado del ser infinito, fundamento último de una antropología metafísica más que clave de bóveda de una cosmo logía aristotélica. Escoto, con su vigorosa afirmación de la voluntad divina causando «contingenter», liberaría a la filosofía aristotélica del engranaje de la necesidad y se liberaría a sí mismo del monis mo que parece subyacer en las tentativas modernas que tratan de esclarecer el itinerario de la mente humana hacia Dios. E. Bettoni, sobre «La aspiración al infinito según S. Buenaven tura y Duns Escoto» señaló la organización ejemplar del pensa miento escotista para llegar a esta afirmación tan crítica para la existencia del hombre: No es posible conocer a Dios sin conocer al hombre y viceversa. B. Morrone, en su estudio «Antropología y Cristoloería con Es coto y más allá de Escoto», ilustró de modo su,oferente la idea de una apertura del espíritu a una supuesta ultra-materia o cuerpo pneumático, centro del cosmos, que llegó a su plenitud en Cristo y que aparecerá también para cada hombre en el día de la resu rrección. G. Basetti-Sani buscó en el cristocentrismo escotista, polariza- dor de toda la creación, una línea coherente con la valoración posi tiva actual de las religiones no cristianas. 4. Marchesi analizó con agudeza la doctrina de la creación de Duns Escoto, desde su con cepción de la libertad de Dios, que auiere «contingenter et non con tingenter»: desde la base del Ser «per se primo» — infinito cualita tivamente, que no puede ser excedido— . L. Jctmmorrone reclamó para el escotismo una postura consciente y firme frente a los aten tados que contra la inmutabilidad de Dios estaría perpetrando el nuevo teísmo del devenir de Dios, aduciendo la supuesta contradic ción entre la Biblia y la metafísica clásica. Ouizás pudo hacer una defensa más abierta a inquietudes legítimas. La visión escotista de Dios, como amor liberal v objeto voluntario en su manifesta ción al hombre, hace sospechar caminos aún no suficientemente explorados. Lo dicho hasta aquí es algo de lo que trató el congreso. Fueron hasta cinco las secciones que trabajaron simultáneamente. Y por ello no es posible una referencia particularizada a todas las inter venciones. Sólo la publicación de las actas hará factible el juicio minucioso. Por el momento hay que decir que los objetivos de la «Sociedad Internacional Escotista» se cumplieron satisfactoriamen
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