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392 F R . ERHA RD -W . P L A T Z E C K , O .F.M . bargo esto no es el ser particular, que es un ser restringido por estar mezclado con la potencia; tampoco es aquel ser un ser aná­ logo, porque éste no tiene nada de acto, pues no existe. Nos queda sólo decir que aquel ser es el ser divino»67. Según mi parecer, hay en este texto varios despropósitos. He­ mos citado el texto entero para que se vea, que Buenaventura re­ duce aquí casi al mínimum la formación — necesariamente siem­ pre ( ! ) a p o s te rio ri — del concepto de Dios. Los actos de partir de algo real y concreto, de ascender y de trascender se reducen en el texto de tal manera que uno podría creer que el entendimiento humano sea capaz de comprender inmediatamente el concepto de Dios (como el de un ente por antonomasia, de un acto puro como de un ente, en comparación del cual nada mayor pueda ser pensa- sado) mediante un análisis de nuestros objetos de la conciencia en cuanto estos corresponden a objetos reales; y todo esto se ejecuta en el texto de tal modo que nos parece tó esse ipsum como el dato primario en el pensar nuestro. Pero el análisis mismo es incom­ pleto y ciertamente no puede convencernos en el sentido de que el concepto del ser sea gnoseológicamente el primario y fundamental de nuestro pensar. Que lo es metafísicamente, nadie lo niega, pero esta intelección está gnoseológicamente al final de un proceso ana­ lítico más detallado y se halla sólo por un camino a posterio ri. Antes de continuar en nuestras reflexiones críticas, queremos aclarar la expresión bonaventuriana esse analogum. Como el Doc­ tor expresamente observa que este ser análogo no posee el acto del ser real, está claro que se trata de una manera de hablar hu­ mana sobre los diversos modos del ser. Estos modos del ser se recogen en forma de una aserción sobre diversos objetos semejan­ tes — {el término ana-logia significa exacta y únicamente tal aser­ ción sobre objetos de cualquier modo semejantes)— y conducen así a una cierta unión mental. La razón real de tal reunión mental de diversos modos del ser se descubre en la relación real del ser condicionado al ser que condiciona. Como Tomás, así también Bue­ naventura niega que por otro grado más alto de abstracción el espíritu humano pueda concebir un aspecto unívoco de los diver­ sos modos del ser, pues uno y otro opinan con relación al aspecto unívoco del ens, conceptualmente definible y lingüísticamente ex- presable, que algo debería corresponder a tal concepto unívoco del ens y que como unidad real esto resultaría igualmente unívoco. Pero hay que insistir en que no existe un ens un ivccum , ni un ens 67. L. c„ V , 308 B-309 A.

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