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LA V IA A N S E LM IA N A E N L A S OBRAS DE. 389 te evidente» 5S, pues el ente por antonomasia existe y no puede no existir. Comprendido el término ens de esta manera, el predicado existencial «es» (esto es: «existe») está incluido manifiestamente en el sujeto ens. Esto no obstante, si nos volvemos ahora hacia el Itin e ra rium mentís in Deum, observamos en el capítulo quinto De speculatio- ne divínete essentiae p e r eius nomen p rim a rium qued est e s s e 59, que Buenaventura recoge de nuevo y con acento decididamente teoló gico, las líneas principales de la Vía anselmiana, pero quizás no alcanza la claridad de la Quaestio p rim a de m ysterio T rin ita tis. Buenaventura expone: Consideramos a Dios fuera de nosotros en los vestigia D ei del mundo sensitivo de nuestra experiencia, lo consideramos dentro de nosotros, porque el espíritu humano es una imagen de Dios, lo consideramos encima de noso tros a través de la luz de la verdad eterna, que dijo a Moisés «Soy el En te»60. Encontramos aquí, aunque de modo en algo diferente, los tres caminos hacia el conocimiento de Dios, los cuales se describen en la primera Quaestio de m yste rio T rin ita tis. Conocemos a Dios fun dados en el deseo natural de nuestro espíritu hacia lo eterno, funda dos luego en la indigencia de todos los seres del mundo de nuestra experiencia y finalmente meditando sobre el nombre debido sólo a Dios, a saber: «ens, quo nihil maius cognosci potest». Respecto al nombre de Dios revelado en el monte Horeb, es cribe el Doctor Seráfico: «El que quiera considerar los D e i invi- s ib ilia bajo el aspecto de la unidad de su esencia — (y advierto otra vez más, que essentia deriva de esse, consecuentemente señala, se gún la mente de San Buenaventura, en primer lugar la realidad y en ninguna manera una qu id ita s in abstracto ) — ponga toda su aten ción en el ip sum esse, en el ser mismo, y comprenda que el ipsum esse es en sí absolutamente cierto de modo que no se puede pen sar que no exista; pues el purísimo ip sum esse se nos presenta sólo en la huida radical delante del no-ser así como la nada se en cuentra en plena huida del se r»61. Quisiera intercalar aquí una nota crítica. El teólogo Buenaven tura sabe muy bien que en el monte Horeb Dios no dijo a Moisés: «Soy el ipsum esse», sino «Soy (Dios) existente» o «soy (Dios) el que verdaderamente es», aunque la forma verbal Yahveh sea dis cutida en cuanto a lapronunciación, al verbo radical y el modo 58. Cf. el texto en la nota50. 59. L. c., V, 308 A-310 B. 60. L. c., V, 308 A-B. 61. Ib., V, 308 B n. 3. 4
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