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386 F R . ERHA RD -W . P LA T Z H C K , O .F.M . Buenaven tu ra advie rte en su contestación p rim e ram en te , que quiere entender ese térm ino indubitabile como p riva ción del dub i table. Algo se dice dub itab le por un rationis decursus, o po r un rationis defectus. Un decursus rationis dub itab le puede p ro ven ir, dice el Docto r Se rá fico , del objeto del pensar y del que p iensa, en camb io el rationis defectus solamente del que p iensa. E n el decur sus rationis hace fa lta el fundamento de evidencia, sea en sí, sea en comparación de un convincente térm ino medio, sea en compa ración del entendim iento capaz de entender. Mas la ce rtidum b re de la verdad "D io s existe» no p re cisa ninguna de las p red ichas ra zones 48. Luego Buenaven tu ra re cu rre a los tres mencionados cam inos del conocim iento humano hacia D ios, a saber: el cam ino del deseo e sp iritu a l del hombre hacia lo eterno , el cam ino de la ind igencia de parte de todos los seres impe rfectos que constituyen el mundo de nuestra expe riencia, y el cam ino , en el cual nos pone el m ismo concepto de D ios en sí y po r sí con ta l que podamos conceb irlo co mo el verdadero ser absolutamente supremo. Llegado a este punto q u isie ra seguir el texto bonaven tu riano con m ayo r e xactitud : «Aquella verdad (a saber, que D ios existe ) es certissima secundum se, porque [D io s ] es lo verdaderamente p rim a rio e inm ed ia tísim o , en lo cual no sólo el fundamento del predicado está in c lu ido en el su je to , sino que aquello m ismo que apreciamos como verdadero es el ser por antonom asia que tiene la función de p red icado , y es a la vez el su jeto haciendo las veces de p red icad o »49. In te rrum p o po r un momento la ve rsión ca ste llana del texto para poder p re sen tar la cuestión de si la p roposición "D io s e x iste ” no recibe su evidencia inm ed ia ta tan sólo cuando la continuamos con el dicho de Parm én ides propuesto en esta fo rm a « E n s est» ( E l ente es [ = e x is te ]) y cuando entendemos b a jo el térm ino ens so lamente aquello que sencillam en te es (e x iste ) sin deven ir o perecer alguno, pues el deven ir, así como el perecer, están relacionados con el no- ser. Solamente de esta m ane ra , creo yo , las aserciones subsigu ien tes de Buenaven tu ra se abren inmed iatamente a nuestra inte lección . Buenaven tu ra con tinúa d iciendo : «Po r esto, como la un idad de aquellos ob jetos, que d istan lo más posib le uno del otro , se opone totalmente a nuestro en tend im ien to , a saber, que una m ism a cosa sea y no sea a la vez, a sí se le opone también la d iv isió n de un 48. L. c., V , 49. 49. L. c., 49 B .
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