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LA V IA A N S E LM IA N A EN L A S OBRAS DE. 381 D icho sea de paso, Buena ven tu ra tran sfo rm a el térm ino ansel- m iano maius en melius, como se lee empero a veces en otros luga­ res del m ismo Proslogion de Anselmo 31. Pero ¡va yam o s al punto cen tra l! ¿Cómo llega Buenaven tu ra a su aserción de que el predicado está inclu ido aquí en el su je to? Una cosa es c ie rta : el concepto de D ios, presentado por el Doctor Será fico , es un concepto de re lación , por la cual D ios está re la cio ­ nado mentalmente con todo lo que puede pensarse. Del Co rpus de la cuestión p rim e ra de la d istinc ión octava, a saber, de las exp re­ siones «p rae te ritio et fu tu ritio , quae aliquo modo en tia non sunt» [e n tia ] «pe rm ixta a licu i d iv e rsita ti» , «pe rm ixta a licu i s im ilitu d in i» , «pe rm ixta o b scu rita ti» , «cum actus et potentiae d iv e rs ita te » 32, lue­ go del Co rpus de esta cuestión segunda, a saber, de la exp resión : «ens per participa tionem et ab a lio » 33 sacamos la conclusión de que todos los seres que se m an ifiestan en el campo de nuestra ex­ p e riencia , a sí como los «entia» que nos imaginamos dentro del campo óntico de nuestra experiencia, no pueden re c lam a r para sí en un sentido pleno el predicado de que son ; porque el concepto puro de la p alab ra «son» no adm ite un deven ir, un perecer, n i cua l­ qu ie r o tra mu tación . ¡Considerem os atentamente la p roposición : « E n s est» (« E l ente es»)! y no se diga aqu í « E l ser es o existe», pues el se r ind ica , en sentido e stricto , bien toda clase de ob jetos existen tes, bien se re­ duce ún icam en te a un concepto abstracto como son los conceptos: «el co rre r» , «el can ta r» , «el m en tir» , etc. E n la frase « E n s est» el térm ino «est», que hace de p red icado , enuncia un aspecto plena­ mente ju s to , que el su jeto m an ifiesta. E s to y convencido deque para Buenaven tu ra (y creo que Parm én ides no pensóde modo d iv e rso 34) esta proposición no vale en sentido e stricto para ningún ob jeto que podamos im ag inarnos dentro del mundo de nuestras experiencias. Cada uno de estos ob jetos está mezclado con d ife ren cia s, deseme­ jan za s, oscu ridades; cada uno es d iverso según acto y potencia — (lo s ob jetos ideales, p. e j., los de las m a tem áticas, quedan e xclu i­ dos de esta conside ración )— cada uno es un ens ab alio, cada uno es — (y se me pe rm ita que an ticipe aquí térm ino s de la Quaestio prima de mysterio Trinitatis) — un ens posterius, possibile, relaíi- 31. Y a en el Proslogion, c. 5, ed. Schm itt, I, 104. 32. Comm. Sent., I, d. 8, p. 1, a. 1, q. 1; I, 151 B . 33. L. c., q. 2; I, 155 A 34. H. D iels, Vorsokratiker, Parm énides fr. 4: «ésti gár einai medén d ’oíik éstin». AI «medén» debería oponerse m ás exactam ente «ón» que «einai». Por esto esta sentencia de Parm énides se cita, p. e j., en alem án las m ás de las veces: «Das Seiende ist...» («E l ente es, es decir, existe...»).

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