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3 8 0 F R . ERHA RD -W . P L A T Z E C K , O .F.M . a la cua l el argumento anselm iano de la existen cia de D ios, p re­ sentado en el segundo cap ítu lo del Proslogion, dio in icio . E n el co rpus de la cuestión Buena ven tu ra , en con fo rm idad con Hugo de San V íc t o r 28, dice que D ios ha sembrado en el hombre desde el in ic io la noción de D ios, de ta l m anera que, como po r un lado la esencia «qu id ita tiva» de D ios no es jam á s a lcanzab le al en­ tend im ien to hum ano , a sí po r o tro lado su existencia no puede ser jam á s desconocida para el hombre. E n el caso de que, no obstante lo d icho, se pretenda negar la existen cia d iv in a , entonces hav que p re sum ir un defecto de conocim ien to en el homb re, pues el ob jeto cognoscitivo m ism o , a saber, en este caso D ios eterno y om n is­ ciente, no puede cond iciona r tal negación en el homb re. E s ta a se r­ ción empero no puede estab lecerse sino cum fundamento fidei. Luego Buena ven tu ra dice: « L a verdad del S e r d ivino es evidente tanto en s í como po r cierto s procesos de argumen tación». « L a exis­ tencia de D ios es evidente en sí. D ios es el supremo p rin c ip io de la verdad . De todos los p rin c ip io s auténticos se a firm a que se co­ nocen po r sí m ismos siempre y cuando uno comprenda el sign ifi­ cado de los té rm ino s eme constituyen el p rin c ip io . E s te es el caso de aquel concepto de D ios, según el cual D io s, como verdad supre­ ma, es el S e r po r antonom asia (e l esse ipsttm ), en comparación del cual no se puede pensa r algo m e jo r, po r consiguiente D ios no pue­ de no e x is tir, n i siqu ie ra puede pensarse que no exista» . Buenaven ­ tu ra añade todavía: «Pues el predicado está in c lu ido en el su jeto m ismo» E l fundamento de la argumentación anse lm iana : « E l ser de un ob jeto ( r e a l! ) es m ayo r que el hecho de que el ob jeto sea pensado» no se rep ite en el Com en ta rio bonaven tu riano a las Sen tencias, mas la fuerza dem o strativa del argumento anselm iano , según m i pa­ rece r, se a firm a aqu í con m ayo r decisión que en el texto anse lm ia ­ no. «D ios, como verdad sup rem a, es esse ipsum, en comparación del cual no se puede pensar algo m e jo r. P recisam en te esta propo­ sición resu lta para Buenaven tu ra una evidente enunciación exis- tencial y po r consigu iente una propositio per se'nota, esto es, un p rin c ip io de verdad , en el cual el p red icado «esse ip sum , quo n ih il m elius cog ita ri potest» está inclu ido en el su jeto «Deus sive sua ve ritas» w. 28. H u g o de S a n V í c t o r , De sacramentis, lib. I, p. 3, c. 1: P L 176, 217. B u e n a v e n ­ t u r a , I. c., I, 154 B . 29. L. c., I, 155 A. 30. V éase el texto en la nota 49.

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