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3 5 0 JO S E IG N A C IO SARANYANA III. OTRAS RAZONES DE LA ENCARNACION: POSICION DE CRISTO EN LA HISTORIA 3. E l esquema h is tó rico en el « B re v ilo q u io » Se ha dicho 18 que, para San Buenaventura, la historia del mun­ do es la historia de la salvación; es decir, no que coincidan, sino que contempla las dos desde un único punto de mira: la salvación en Cristo. Y que además, en su opinión, la historia tiene un sen­ tido escondido, indescifrable por nosotros, que sólo se desentra­ ñaría a la luz de la fe. Pero para ello sería preciso que un hombre viviera tantos años, que ante sí pudiera tener todo el decurso his­ tórico, lo que no es factible. De ahí, pues, que el Espíritu Santo acudiera en nuestro socorro al inspirar la Sagrada Escritura, en la que se encuentra la clave exegética para interpretar el pasado, el presente y el futuro l9. También conviene recordar, con Lazzarini20, que el genuino sen­ tido de esta concepción histórica debe buscarse no sólo en la ex­ clusión de la concepción cíclica que emanaría de la eternidad del mundo, sino también en el rechazo de cualquier forma de histo- ricismo que, proponiendo un perpetuo dinamismo, confiriera al de­ venir de la vida humana, no la realidad del status viae, sino sólo su apariencia; y, además, que esta historia es forzosamente irre­ versible, porque el paso del tiempo, lo que implica el pretérito y el futuro, supone en las cosas cierta disposición, en el sentido de que — al pasar del pretérito al futuro— resta en las cosas una como afección o d isposición , que Buenaventura denomina q u a n d o 21, si­ guiendo a Gilberto Porretano n. Esta afección, llamada quando, no 18. Cf. J . G. B o u g e r o l, v o z Historia, en Léxique Saint Bonaventure, P aris 1969, n. 1, 81 b; J . R a t z in g e r , Die Geschichlstheologie das heiligen Bonaventura, München und Z u rich 1959, 142-143. 19. Cf. In Hexaem. X V II, 8 ss.: Q. V , 410 ss. 20. Cf. R . L azzarini, San Buenaventura, en Grande Antología Filosófica, d irigid a por V . A. Padovani, M ilán 1966, vol. IV , 845. 21. «Cum ergo d icitur, quod aetern itas est carentia praeteriti et fu tu ri; dicen- dum , quod illud est verum , secundum quod praeteritum et fu tu rum dicunt dispo- sitionem rei, quae d icitu r p raeterisse, ita quo illam m ensurando reliqu it in ea affection em seu dispositionem quandam , quae d icitu r quando, iuxta quod alibi di­ citu r, quod «quando est in omni eo, quod coepit esse» (De Myst. Trin., q. 5, a. 1, ad 5: Q. V , 91 a). 22. S . B uen aven tura sigue la definición de G ilb erto P(?rretano: «Quando vero est quod ex adiacen tia tem poris relin q u itu r” . E s decir, que p o r el paso del tiempo —que es, en su opinión, algo intrínseco a la cosa que se m ueve— , queda en ella algo sobreañ adido, que el Seráfico denom ina affectio seu dispositio. De ahí, pues, que el tiem po sea irreversib le, y con él, la historia.

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