PS_NyG_1976v023n003p0343_0369

348 JO S E IG N A C IO SARANYANA Ratio 1: porque concuerda mejor con el juicio de la razón, pues­ to que se adecúa mejor con las autoridades de los Santos Padres y de la Sagrada Escritura. Pues, tanto el AT como el NT, siempre que se refieren al descenso del Hijo de Dios, aluden a la Redención del género humano; y en cambio, los divina eloquia nada nos di­ cen de otras razones (y cita a San Agustín, San Bernardo y la Glos- sa ordinaria). Ratio 2: porque se acomoda mejor a la pietas fidei al honrar más a Dios, pues la opinión contraria «dicit, quod Deum convenie- bat incarnari ad perfectionem universitatis». Y de esta forma con­ sidera a Dios, en cierto modo, como perfección de! universo, lo que implica alguna (quamdam) necesidad de la Encarnación, porque de otra manera la creación no alcanzaría su perfección. En cam­ bio, la opinión que él aporta pone a Cristo sobre toda perfección, tanto con respecto a la naturaleza creada, como en relación a la gracia y a la gloria. Y esto es correcto, puesto que — cita a Aristó­ teles— Dios está por encima de todo orden creado; no es «dux de exercitu, sed supra exercitum». Ratio 3: porque destaca más la profundidad del misterio, que es tan grande, que no debió producirse la Encarnación sino por una causa máxima, tal como aplacar la ira divina y restaurar to­ das las cosas (Cfr. Eph 1, 10). Ratio 4: porque inflama más los afectos del fiel cristiano, que ve a Dios encarnado, más para borrar los propios pecados del hombre, que para consumar una obra comenzada ( propter con - summanda opera inchoata). Todo ello nada obsta, comenta expresamente el Maestro fran­ ciscano, a la ortodoxia de quienes discrepan de este punto de vis­ ta. Se trata de dos opiniones católicas, que excitan cada una a su modo, y de formas diversas, la devoción interior l4. Tampoco des­ conoce el Seráfico la debilidad de alguna de sus pruebas; sin em­ bargo termina el discurso en los siguientes términos: « id eo c o n c e d e n d u m e s t, u t p r a e d ic ta e a u c to rita te s et r a tio n e s o sten - d u n t, q u o d p ra e c ip u a r a tio in c a r n a tio n is fu it r e d e m p tio h u m a n i gene- r is , q u a m v is m u lta e ra tio n e s a lia e c o n g ru e n tia e h u ic r a tio n i s in t anne- xae». 14. Sto. T om ás, aunque coincide con el p arecer de S. B u en aven tu ra, se ap arta de él p o r su actitud. E l Angélico no atiende tanto al m odo cóm o se excita la pie­ dad de los fieles, sino fun dam en talm en te a que es m ás razonable: «m agis assen- tiendum videtur» (S. 77?. I I I , q. 1, a. 3 c).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz