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364 JO S E IG N A C IO SARANYANA De ahí que Cristo pueda ser a la vez cumbre y medio, sin que haya contradicción, porque lo es bajo dos consideraciones distin­ tas y no en el mismo respecto. En el primer caso, en el f ie r i de la armonía universal; y en el segundo, in jacto esse, no sólo como culminación trascendente de! orden sobrenatural creado y gozo por su venida, sino también como causa de salvación. Lo que ya re­ sulta mucho más artificioso, y comprensible quizá sólo en el ámbi­ to medieval del s. xm , es el estricto paralelismo entre el AT y NT, que establece Buenaventura en sus «Comentarios al Hexamerón». De la combinación de las dos tesis bonaventurianas deducimos que, si la historia tiene un medio, a fo r t io ri tiene extremos, y por consiguiente término, un eschaton, es decir, que no hay en la his­ toria progreso eterno 75. He aquí el texto capital — a nuestro enten­ der— que resume su pensamiento, en perfecta armonía con su cris- tocentrismo: «Para que sea perfecta la figura, la línea de la universalidad se ha do­ blado en un círculo: primero Dios absolutamente; el último —en la creación del mundo— el hombre. Y puesto que Dios se ha hecho hom­ bre, las obras de Dios son perfectas. Y , en consecuencia, el mismo Cristo, Dios-hombre, es alfa y omega, es decir, principio y fin, porque, al ser fin de todo se dice, como hombre, el primero y novísimo»76. Podemos concluir, por tanto, que Cristo-hombre es principio y fin de la historia, y en consecuencia también medio: está presente en la creación, con el Padre como su Verbo; centra la historia, al encarnarse; y la consuma con el Espíritu Santo al fin de los tiem­ po s77. Trasciende la historia humana incluso en cuanto hombre, aunque la Encarnación haya tenido lugar en el tiempo, porque al ser fin está en el principio, al modo como el círculo se dobla sobre sí mismo; y por tanto, es siempre principio nuevo, incluso del tiempo intermedio. Según esta visión bonaventuriana de la histo­ ria — comenta Rivera de Ventosa78— , ésta gira en torno a Cristo. Sería, por lo mismo, para el Doctor Medieval un absurdo soñar en 75. C f. C o n c iliu m V a tica n u m I I , scssio V II (a. 1965), Const. Dogm . Dei Verbum, n. 4 (T ypis Polyglottis V atican is 1966, 426). 76. «Ut autem p erfectissim a esset figu ra, u n iversitatis linea c ú rv ala est in circu- lum ; prim u s enim sim p liciter Deus, ultim u s in o perib u s mundi homo. Ideo ipse C h ristus, Deus-homo vocatu r alpha et om ega, id est principium et finís et ideo, quia au d istis, quod finis om nium , hom o, d icitu r etiam prim u s et novissim us» (Ser- mo II in nativitate Domini : 0 . IX , 10 9 b -110 a ). 77. C f. In Hexaem., X X I, 5-11: Q. V , 432 a-433 a. 78. C f. E . R iv e r a d e V e n to s a , Tres visiones ele la historia: Joaquín ele Fiore, San Buenaventura y Hegel. Estudio comparativo, en San Bonaventura maestro di vita francescana e di sapienza cristiana, R om a 1976, t. I, 779-808.

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