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344 JOSE IGNACIO SARANYANA tus, con su enigmática doctrina del Cristo «m ed io», sin extraer to­ das las consecuencias implícitas en tales presupuestos; la mayo­ ría, en fin, han revuelto — en dura polém ica de escuelas— los es­ critos del general franciscano, con el intento de distanciarlo de Santo Tomás y aproximarlo a Duns Escoto, en unos casos, y en otros, justo lo contrario. El presente trabajo se propone — en lo posible— una recapitu­ lación crítica de los logros de la investigación académica, con la idea de ofrecer algunas líneas — esperemos que aptas— para ulte­ riores reflexiones, que puedan contribu ir a iluminar la originalidad bonaventuriana, sus dependencias y sus intuiciones, al tiempo que se ofrece también un esbozo de síntesis entre sus nociones de cues­ tión hipotética, predestinación de Cristo y primado, y la concep ­ ción de la historia. Por ello, y a modo de preámbulo, juzgamos necesarias ciertas puntualizaciones conceptuales '. Entendemos por cuestión hipotética la célebre proposición de la teología latina, que suele expresarse en los siguientes términos: « ¿ s e habría humanado el H ijo de Dios, de no haber pecado Adán?». La respuesta negativa a tal interrogante suele denominarse so lu ­ ción tomista-, la afirmativa, solu ción e sc o tista (aunque ni la pri­ mera es original de Santo Tomás, ni la segunda se encuentra en los escritos genuinos de Duns E sco to ) 2. La investigación sobre esta magna qua estio equivale, en definitiva, a preguntar el porqué de la Encarnación, lo que técnicamente se expresa com o m o tiv o ( ade­ cuado, p r in c ip a l...) de la Encarnación , aunque con ello no se pre­ tenda atribuir a Dios un motivo extrínseco, pues es Acto puro, que no puede sufrir ninguna influencia de fu e ra3. Los modernos ha­ blan, por lo general, de m o tiv o , con las salvedades que es preciso 1. Nos inspiramos en el status quaestionis presentado por J. Boxn’efoy, El pri­ mado de Cristo, trad. J. Blázquez, Barcelona 1961. 2. Sobre la legitimidad de la pregunta —en polémica con Bonnefoy—, cf. C. de Pamplona, La formulación condicional del motivo de la Encarnación, en XIII Sema­ na Española de Teología (1953), Madrid 1954, 405 416. 3. No olvidemos que «nulla absoluta et vera necessitas sed quaedam solum- modo convenientia Incarnationi assignari potest, etiamsi voluntas divina genus humani reparandi supponatur», como nos recuerda cualquier manual escolar. El Magisterio, al condenar una tesis de P edro A belardo (C o n c il iu m S enonense (a. 1140), Capitula n. 7: Mansi 21, 568 E) y otra de W iclef (C o n c iliu m C o x stan tie n se (a. 1415), Articuli Joannis Wicleff, 27: Mansi 27, 633 D), rechaza cualquier principio de nece­ sidad absoluta en Dios; proscribe también el optimismo absoluto de M alebranche y de L e ib n iz (C o n c il iu m V atic an u m I, sessio III (a. 1870), Cánones: De Deo rerum cmtnium creatore, 5: Mansi 51, 435 A ), y reprueba la necesidad moral de la Encar­ nación, sostenida por H erm es (DS 2739; las actas del Concilio de Colonia, en Mansi 48, 70 ss.), G uenther ( P iu s IX, Breve Eximiam tuam (a. 1957), ASS 8 (187 4 /7 5 ) 446) y R o s m in i (S . C o n g r . S . R . U . I n q u is it io n is , Decretum Post obitum, n. 18, ASS 20 (1887) 402).

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