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3 5 2 JO S E IG N A C IO SARANYANA del Génesis, y llega hasta el final del mundo y del tiempo, al final del Apocalipsis»26; «...todo este mundo es descrito por la Escri­ tura en ordenadísimo decurso procediendo del principio hasta el fin ...» 27; «...ella (la Teología) comienza de lo primero, que es el primer Principio, y llega a lo último, que es el premio e te rno ...»28. La historia es, por lo tanto, para San Buenaventura, radical y fundamentalmente la historia de la salvación, es decir, el caminar de la criatura, salida de las manos de Dios y después prevarica­ dora, hasta alcanzar nuevamente — con la ayuda de la gracia— el fin al que ha sido destinada por su Creador. En consecuencia y bajo tal perspectiva, la cumbre de la historia es la Encarnación del Ver­ bo. Con este acto se cumple plenamente el misterio de los tiempos, se produce el reencuentro de la criatura con el Creador y se res­ tablece el orden del Universo, que había sido vulnerado por el pe­ cado original. Pero, si bien la Encarnación es la plenitud de los tiempos, no es su término, pues debe aún actualizarse en cada uno de los hombres lo que por Cristo ya se ha realizado para toda la humanidad. Y esto se llevará a cabo en el tiempo que media desde la Encarnación hasta el juicio final: «...aun cuando Dios pudo en­ carnarse desde un principio, no obstante no quiso hacerlo hasta el fin de los siglos... se dignó encarnarse al fin de los tiempos y en su plen itud ...»29; « ...la venida del Hijo de Dios fue en la plenitud de los tiempos, no porque con su venida termine el tiempo, sino por­ que tienen su cumplimiento los misterios temporales... y tiene esto lugar (la Encarnación) hacia el fin de los tiempos y antes del fin y en la aproximación hacia el juicio fin a l...»30. Por eso, independientemente de la duración física de las distin­ tas etapas de la historia, en un sentido profundo (en el orden sal- vífico), ya se ha consumado la historia, y lo que queda no es sino la prolongación del momento culminante de la Encarnación. De ahí que, para San Buenaventura, discurran simultáneamente las que él llama sexta ( in qua natus est C h ristu s in hom in is e ffig ie ) y séptima ( quae est quies an im a rum ) edades del mundo 3I. Esta historia es historia, a la vez, del hombre y del mundo, pues 26. Brev., prol., § 2: Q. V , 203 b. So b re la m anera de leer la S a g ra d a E scritu ra, c f. J . G . B o u g e r o l, Introduction a l'étude de S. Bonaventure, P aris 1961, 131-147. 27. Brev., prol., § 2: Q.V ,204 a. 28. Brev., p. 1, c. 1: O.V ,210 a. 29. Brev., p. 4, c. 4: O.V ,244 a. 30. Brev., p. 4, c. 4: Q.V ,245 a. 31. «Sexta (est) a C hristo usque ad finem m undi, séptim a d ecu rrit cum sexta, quae incipit a quiete C hristi in sepulcro, usque ad resu rrectionem u n iversalem ...» (Brev., prol., § 2: Q. V , 203 b).

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