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8 JE S U S M . LECEA Las dificultades del problema en sí que hemos visto reflejadas en estas prolongadas discusiones de escuela y, por otro lado, el agravante exterior de la herejía luterana crearon en el seno con ci­ liar un clima de reserva y de extrema cautela doctrinal; el Concilio op tó finalmente por silenciar completamente el asunto de la cau­ salidad de la fe, al m ismo tiempo que de manera vaga y genérica, para no causar impresión de infravalorar la importancia ineludi­ ble de la fe en todo el proceso de la justificación, se acordó dar una interpretación oficial de la expresión paulina «iustificari homi- nem per fidem» añadiendo el comentario siguiente; «qu ia fides est h um an ae salu tis in itium , fu n d am en tum et ra d ix om n is iu s tifica tio n is »12. La cuestión no avanzó, sin embargo, porque tropezó siempre con las mismas dificultades: unos creyeron que la fe debía incluir­ se en la causa material o dispositiva, otros en la instrumental; unos la entendieron de la fe que dispone a la justificación, otros de la fe que justifica y por ello prefirieron incluirla en la causa for­ mal. Esta última hipótesis no tuvo ningún éxito. Las prolongadas discusiones manifestaron también que la causalidad de la fe era un punto a ser dilucidado en la doctrina de Sto. Tomás: su pen­ samiento, en efecto, fue traído a favor tanto de una posición com o de su contraria. La teología postridentina, incluidos los manuales teológicos más usados en la primera mitad de nuestro siglo, ha interpretado a mi m odo de ver incorrectamente la doctrina conciliar de la causalidad de la fe hablando siempre de causa dispositiva o esclareciendo la función justificante de la fe únicamente dentro de la etapa prepa­ ratoria a la justificación misma B. Ni la ausencia de una respuesta 12. DS 1532. Cervini explicó así el alcance de la fórmula conciliar: «Proposita verba videntur secundum consensum Ecclesiae, quia iam in dispositione, quam in instante iustificationis, quam etiam in exercitatione et augmento, semper fi­ des ést fundamentum et radix iustificationis; ideo dicitur ’’om nis” » (C.T., V, 734). Sobre las fuentes teológicas de la expresión conciliar: D. F ernandez , Necesidad de la fe para la justificación según los Concilios Tridentino y Vaticano, X IX Semana española de teología, Madrid 1962, 62-72. El significado preciso de la palabra fe habría que éstudiarse en cada uno de los pasajes del Decreto: unos la referían al acto de fe, otros a la virtud infusa de la fe o a la fe en general. Para nuestro estudio este problema no reviste mayor importancia. 13. W. D ettloff , Justificación, en Conceptos fundamentales de la teología, t. II, Madrid 1966, 484. Los manuales de teología comúnm ente hablan de la fe, inter­ pretando el Concilio Tridentino, en !a etapa preparatoria a la justificación: S. G onzález , Sacrae theologiae summa, t. III, Madrid 1963, 576-578; Á. S chutz , Sum- marium theologiae dogmaticae, Budapest 1923, 194-195; C. B oyer , Tractatus de gra-

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