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LA F E , C AU S A FO RM A L DE LA J U S T IF IC A C IO N . 7 la cuestión si había de mentarse propiamente la fe entre las cau sas de la justificación. La vieja antítesis surgió de nuevo entre los Escotistas que sólo querían admitir la fe com o causa dispositiva, y los Tomistas y Agustinianos que hablaban ya de causa instrumen tal o, com o algunos (Porto y B itonto), de causa formal. Estos últi mos se alineaban a la tesis de Seripando según la cual hablar de la fe solamente com o disposición era vaciar de significado teoló gico a la Escritura y a la más antigua tradición eclesial. A favor de la tesis citaban también la doctrina de Sto. Tomás: «D icit en im B. T h om a s q u o d fides p er ca rita tem fo rm a ta est illa ex qua est iu stitia. N on d icit: est illa ex qu a d is p o n im u r ad iu stificatio- nem» 9 . El Obispo de Bitonto argumentaba a favor de la causalidad for mal diciendo: «qu ia S tu s. T h om a s d icit q u o d fides est p rim a pars iu stitiae». De la misma manera el Obispo de Porto: «qu ia in ip so in stanti iu stifica tion is su b in tra t fides, n on p ote st dici q u o d fides sit solum cau sa d isp o sitio n is; sed est in itium cau sa e for- m alis et p o te st d ici ca u sa fo rm a lis u t ipsa ca rita s, cu iu s in itium est fid es» 10 En medio de este abanico de opiniones la intervención del Maes tro General de los Dominicos sorprendió por la tesis siguiente, que presentaba una doctrina de Sto. Tomás diametralmente opuesta a la referida por los anteriores: la fe — afirmó— no es más que la disposición para la justificación, y explicó esta doctrina, inesperada en su boca, añadiendo que la fe debía entenderse « com o una espe cie de instrumento de parte del hombre». Toda esta clase de razonamientos, vocados a un desenlace esté ril, p rovocó el ataque desabrido de Seripando que puso en crisis todo el planteamiento de la cuestión, diciendo: « to d a esta m iseria n o s vien e de la filo sofía , pu es q u e rem o s h ab la r de los m iste rios d iv in os co n p a la b ra s h um an a s» 9. Conc. Tridentinum , V, 726. 10. Ib. 11. Ib., 743; Jedin, o . c ., 335-336.
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