PS_NyG_1975v022n003p0293_0307

2 98 BERN ARD INO G . DE ARM ELLADA es centrar cada vez más su atención en Cristo». «A un Cristo vivo ha de responder una Iglesia viva». * * * Sobre este trasfondo polícrom o dos temas relevantes asegura­ ron el nivel de la semana: la cristología y la teología de la libe­ ración. Los ponentes —Mondin y López Trujillo, respectivamente— no resultaron ser fanáticos de avanzadilla con ideas —o sólo léxico— de prestado, ni «ortodoxos» que se resarcen en su com p lejo de inválidos insultando con hiriente sonoridad a los que caminan, sencillamente porque caminan. Más bien lograron unos valiosos y constructivos resultados en su labor de informadores críticos. Sin reducirse al por otra parte benemérito com etido de los funcio­ narios del freno para acompasar la marcha, dieron la sensación —especialmente López Trujillo— de hombres que avanzan con el bagaje adaptado, recomponen lo maltrecho y apartan estorbos que otros caminantes, precipitados o nerviosos, van dejando en sus tumbos. 6. Antes de su intervención sobre Cristología poscon cilia r y con algunos fallos de forma que luego se subsanarían, B. M ond in , pro­ fesor de la pontificia universidad Urbaniana de Roma, abordó el problema de «E l ’agg iornam en to' del lenguaje te o ló g ic o »: Es ob ­ sesión de los teólogos encontrar un lenguaje inteligible para el hombre de hoy. No parece cuestión de simple cambio de unas palabras por otras — las pasadas de moda por las nuevas— para expresar el mismo mensaje. Esto sería com o un remolino super­ ficial sobre la corriente honda y serena. La conm oción tiene más calado cuando se intenta traducir el mensaje cristiano a determi­ nados esquemas mentales que configuran el pensamiento de los hombres de hoy. Piénsese en el lengua je c ien tífico (intento de Teilhard de Chardin), o el apellidado «trascendental», «escatoló- g ico» o «po lítico » de otros autores. Estos ajustamientos corren el peligro de ir desvirtuando insensiblemente el contenido de la fe cristiana dejando atascada la inteligencia en elucubraciones muy modernamente empobrecedoras. El ejemp lo patente de estos riesgos aparece en algunos relevan­ tes expositores de la cristología posconciliar, que fueron ob je to de la segunda conferencia de Mondin. Parten de que la reexpresión de la verdad cristiana exige una decidida desconexión de las cate­ gorías clásicas (que hoy nadie comprendería, según ellos). Habría

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz