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UN BALAN CE P O S C O N C IL IA R 2 9 5 logias cristianas de India, de Africa, etc., ofrecen algunos frutos positivos. La audacia en la sobriedad y la sobriedad en la audacia, que parecerían imposibles de congraciar, tienen que informar esa actitud de circunspección en marcha, previniendo para que no se invadan terrenos de los que habría que retirarse para no perecer. 3. Un hecho eclesial que no podía menos de hacerse cuestión para la teología lo constituyen las Conferencias Episcopales. ¿Qué más da que se trate de una institución exigida simplemente por una praxis pastoral adecuada o que sea explicitación de un conte­ nido teológico, concretamente de la colegialidad episcopal? J. Man ­ zanares Marijuán , profesor de la universidad pontificia de Sala­ manca, no cayó en un funcionalismo incuestionado con pretexto de no gastar fósforo en cuestiones bizantinas. No se puede renunciar a la teología, que consistirá siempre en dar perspectiva inteligente al dato de la fe y al fenómeno eclesial. Al tratar de la « Raíz y m i­ sión de las C on feren cia s E p is c o p a le s », el ponente señaló la no con­ cordancia de los teólogos de este decenio posconciliar en la solu­ ción del problema. Por supuesto que nadie discute la conveniencia de que los obis­ pos vayan estrechando cada vez más la mutua cooperación . Pero querer fundamentar esta exigencia actual en la colegialidad epis­ copal com o si fuera una simple derivación de la misma y con una autoridad semejante, llevaría a un enturbamiento peligroso de la doctrina venerable sobre la autoridad de cada ob ispo en su dióce­ sis. Donde unos la ven potenciada y robustecida otros la conside­ ran debilitada por condicionam ientos ajenos a su institución ori­ ginal. El conferenciante creyó ver el antagonismo de las apreciaciones más en las «etiquetas» que en los «conten idos». Junto al acierto y oportunidad de la institución renovadora sólo pudo afirmar la pre­ ocupación actual por buscarle base teológica: tarea de esclareci­ miento para la que se necesita, com o en tantas cosas, prudencia sin miedo paralizante. Alguna voz autorizada — en el diálogo que siguió a la conferencia— aseguró com o definitivo para las confe­ rencias episcopales el carácter de organismo sólo moral y pragmá­ tico. Le parecía que bastaba la centralización de Roma para no andar buscando un nuevo centralismo en cada Conferencia Epis­ copal. 4. A. Marranzini, profesor de la facultad teológica de San Luis (Nápoles), leyó dos trabajos de eclesiología: «Ig lesia local y g rupo s eclesia les en el IV S ín od o de lo s O b is p o s » y «La 'com m u n io eccle-

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