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Un balance posconciliar En vida eclesial, com o en economía, los balances merecen de verdad la pena si logran generar afanosa y orientada responsabi­ lidad frente al com prom iso que se sirve. No pudo ser otra la in­ tención de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe al p ro ­ gramar su V I I I Semana de E stu d io s y C o loq u io s s o b r e p rob lem a s teo ló g ico s actua les ba jo el lema: D iez años d e P o scon cilio : Balance y reflexión (León, del 25 al 30 de agosto 1975). Diez años parecen dar ya perspectiva suficiente para ensayar apreciaciones sobre el aire de la nueva marcha, para compulsar si la necesaria osmosis entre pensamiento y praxis (teología y vida) ha sido o no de enriquecimiento mutuo. El desarrollo de la semana mostró el acierto de la ineludible selección de temas. Los asistentes pudimos terminar con ju icios pertinentes sobre lo más llamativo y lo más profundo de los sacu­ dimientos cristianos del posconcilio. Mi referencia presente envuelve resúmenes e impresiones per­ sonales que, más allá de la simple crónica, empeñan en una valo­ ración orientadora. 1. J. L. Martín D esca lzo, escritor y publicista, se ha encontrado estos años en situación privilegiada para una matizada percepción del amplio panorama y plural ritmo de los avatares eclesiales. Su conferencia sobre « E l fen óm e n o de la c on testa ción en la Iglesia posconciliar. D escripción , análisis y va lora ción » unió a la riqueza de datos, sólo posible a un periodista e investigador incansable, una madurez de ju icio que, si en algo no comparto totalmente, es en considerar la «contestación» com o fenómeno cuasi periclitado. No es historia pasada lo que él calificó de «aventura que hizo su­ frir mucho y logró p o co ». Lo que actualmente ya no existe es la inocencia de los primeros conatos ilusionados con el posible sesgo virtuoso de ciertas impaciencias. La forma agresiva, sin matices, caricaturizando en vez de profundizar lo que intolerantemente se