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E L METODO GN O SEO LOG ICO DE Z U B IR I. 291 No quiero, sin embargo, conclu ir estas reflexiones, tentadora­ mente pesadas, sin airearlas con una encantadora visión poética. Estamos en alza por lo que toca al valor filosófico de la poesía. Sus intuiciones son posiblemente el mejor momento de la inmer­ sión de la mente en lo real. Así piensa Heidegger. Y la historia, en sus entresijos más misteriosos, parece darle la razón, a partir de los profetas bíblicos. Juan Ramón Jiménez, sin atuendo de profeta, pero con la intui­ ción alada del genio, pide en su canto poético, titulado E te rn id a d e s: ¡In teligen cia , dam e el n om b r e exa cto de las c o sa s! ...Q u e m i palabra sea la cosa m ism a , creada p o r m i alma nu evam en te. Que p o r m í vayan tod o s lo s qu e n o las con o cen , a las c o sa s ... In teligencia , dam e el n om b r e exacto, y tu yo, y su y o , y m ío, de las c o s a s 65. Ante este sencillo e íntimo poema, es para preguntar si cabe expresión más transparente de la honda esencia del m é to d o filo­ só fic o que, estilo Zubiri, busca la inm ersión en las cosas. Pide el poeta: « Que m i palabra sea / la cosa m ism a , / creada p o r m i alma n u evam en te ». ¿Y no dice Zubiri que la verdad real es la actualiza­ ción de la cosa en la misma inteligencia sin que haya dualidad en­ tre ambas? Zubiri habla con lenguaje y exigencias de pensador. Juan Ramón, con la intuición delicada del poeta. Pero, ¿n o nos dicen ambos lo m ismo? E n r i q u e R i v e r a d e V e n t o s a Un iversidad Pontificia. Salamanca 65. S e g u n d a a n to lo g ía p o é tic a (18 9 8 -1 9 1 8 ), M a d rid 1956, 275-276.

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