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E L METODO GN O SEO LOG ICO DE Z U B IR I. 283 ha hecho de la suspicacia un estado de espíritu nativo y común que sirve de fondo psíquico a todos los movimientos del alma moder­ na. Ya Descartes hace de la cautela un método para filosofar. En esta tradición de la desconfianza, Kant representa la cima. No sólo tabrica de la precaución un método, sino que hace del método el único contenido de la filosofía. Esta ciencia del no querer saber y del querer no errar es el criticism o» 39. Pero si Kant es la cima de esta ola filosófica, muy luego, des­ pués de él, protesta Hegel de que esta actitud de recelo sea razo­ nable. En la obertura de su F en om en o log ía del E sp íritu constata este espíritu epocal de desconfianza. Pero al m ismo tiempo lo im­ pugna con una actitud diametralmente opuesta. «Si el temor a equi­ vocarse, escribe, infunde desconfianza hacia la ciencia, no se ve por qué no ha de sentirse, a la inversa, desconfianza hacia esta descon­ fianza — ein M isstrau en in d ies M isstrau en — y abrigar la preocu­ pación de que este temor a errar sea el error m ismo» 40. Comparte plenamente Zubiri esta actitud del gran filósofo ale­ mán. Y con parecida confianza a la de Hegel se lanza, com o él, a la conquista del a b so lu to . Una distancia abismal los separará muy luego en la interpretación del mismo. Pero no podemos menos de anotar que inicialmente una doble convergencia tiene lugar entre ambos. Consiste esta doble convergencia en la vinculación de la verdad a lo absoluto y en la serena confianza de que la mente pue­ de captarlo. Es cierto que la divergencia entre ambos asoma al instante. Lo a b so lu to para el filósofo alemán es la Idea en su despliegue y desarrollo lógico e inmanente, mientras que el filósofo español se atiene en su m e lafísica in tram undana 41 a ver lo absoluto en la modesta cosa a la que llamamos «rea lidad ». Secuencia de esta primera postura es negar a Hegel la posibilidad de un acercamien­ to a lo real por la mera manipulación lógica de conceptos formales. Con un sentido más ajustado a las exigencias de nuestro conocer el pensador español razona así contra Hegel: «Nos vemos forzados por la realidad misma de las cosas a inclinarnos modesta y proble- 39. Kant. Reflexiones del centenario 1724-1924. Obras Completas, IV , 30. 40. Phänomenologie des Geistes. Einleitung, H a m b u rg 1952, 64. 41. R eite ra d am e n te a firm a X . Z u b iri que en su o b ra SE se atien e a una meta­ física intramundana (201, 210, 256...). A lgunos q u ie ren ve r en esa fó rm u la una con- tradictio in adjecto. C reem os va en ello u n a m e ra cuestión de te rm in o lo g ía . Pues nadie m e jo r que Z u b iri se h a lla a b ie rto a u n a re a lid a d m e tafís ica trascendente, a la que alude al final de su o b ra p o r h a lla rn o s vinculados a ella p o r la religación. P o r lo m ism o , el concepto de absoluto que u tiliz a en su metafísica intramundana siem p re im p lic a u n respecto a la rea lid a d trascen dente. Q uede esto claro p a ra evi­ ta r posibles e in ú tiles objeciones.

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