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LA ENTRADA DE JESUS EN JER1C0 (MC. 10. 46) 243 del tiempo de Jesús podemos encontrar en Flavio Josefo una serie de datos que nos iluminan acerca del ambiente de revuelta y de odio al extranjero, que debía respirarse en la ciudad y por toda la región. Vamos a seleccionar para ello las noticias interesantes que encontramos en la G u e r r a J u d í a 63. Jericó estuvo ya relacionada con algún importante suceso de la lucha de los Macabeos contra los seléucidas opresores. En la for­ taleza de Doq, sobre el monte de la Cuarentena, en las cercanías de Jericó, fue asesinado Simón Macabeo el año 134 por Tolomeo (cf. 1 Mac. 16. 11-22)66. Años más tarde, en tiempos de Hircano II, Gabinio dividió la Judea en cinco distritos (aúvoS^i) 61 1 el cuarto de los cuales fue asignado a Jericó, que adquirió de esta forma mayor categoría política68, al poseer jurisdicción también sobre la Perea meridional. Esta división de Judea fue seguramente de gran impor­ tancia política, ya que aunque tenía tal vez como finalidad secun­ daria el cobro de los impuestos, su objetivo principal fue deshacer la unidad nacional, favoreciendo los contrastantes intereses loca­ les y sustrayendo su base al partido nacional de los asmoneos. Sin embargo esta división artificial duró poco, pues fue abolida por los mismos romanos, cuando el año 47 Julio César concedió a Hircano el título de etnarca de los judíos 69. Esto significa que la interven­ ción romana en Judea durante la época de los asmoneos suscitó una reacción contraria a los ocupantes, que sería naturalmente más peligrosa alrededor de los núcleos importantes de población, como eran Jerusalén y Jericó. No menos graves fueron los acontecimientos posteriores que afectaron a Jericó en la lucha de Herodes contra Antígono por la conquista del poder. Después de la toma de Joppe y la liberación de Masada, Herodes comienza el asedio de Jerusalén. Al carecer los sitiadores de víveres suficientes dispone Herodes que desde Sa­ maría se llevase cuanto hiciera falta a Jericó (grano, vino, aceite y ganado). Los partidarios de Antígono quisieron interceptar los envíos, y para ello se refugiaron en 'as alturas cercanas a Jericó a fin de hostigar desde allí a los que transportaban los avitualla­ mientos. Herodes marchó entonces contra la ciudad, y si bien res­ 65. L a edición inglesa de T h ackeray lleva p o r título The Jewish War y consta de dos volúm enes; el prim ero contiene los libros I-III (editado en 1961), el segun­ do los lib ros IV -V II (editado el m ism o año). 66 . C f. Guerra I, 3, 54; Antigüedades, X I II , 230 s. 67. E n lu gar de este térm ino, Antigüedades, X IV , 91trae ouváSpw.. 68 . Guerra I, 5, 170. 69. Guerra, I, 10, 199 s.; Antigüedades, X IV , 190 s. Cf. G. R i c c io t t i , La Guerra Giudaica, en Flavio Giuseppe, t. II, 43, nota 170.

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