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LA ENTRADA DE JESUS EN JERICO (MC. 10. 46) 239 que M. Smith, una vez formulada la hipótesis, intenta probar su coherencia con el resto de la doctrina evangélica, pero a fin de lograrlo se ve obligado a forzar o por lo menos a exagerar el al­ cance e interpretación de ciertos textos y expresiones evangélicas 50. Por todo ello no nos parece probada en modo alguno la tesis del profesor americano. B. La solución que vamos a proponer ha sido en cierto modo insinuada por algunos comentaristas de Marcos y por críticos au­ torizados de los evangelios, sin que hayan insistido demasiado en el tema. A la pregunta sobre ¿ q u é s u c e d ió a Jesús a su e n t r a d a en J e ric ó ? , opinamos que debe darse esta respuesta: la solución más probable es que Jesús fuese recibido entusiásticamente en la ciu­ dad por sus habitantes, e incluso por grupos de peregrinos que se dirigían a Jerusalén y que se hallaban de paso en la ciudad de las palmeras. La acogida entusiasta tendría, en la intención de los que aclamaron a Jesús, una verdadera significación mesiánico-política, y vendría a ser como un anticipo o ensayo de la entrada triunfal que tendría lugar pocos días después en Jerusalén. E. Trocmé afirma que «tanto el relato de la curación del ciego de Jericó (Me. 10. 45-52) como el episodio de Zaqueo (Le. 19. 1-10) suponen la presencia de una gran multitud y sentimientos de pro­ fundo entusiasmo hacia el Maestro por parte de gentes que nunca se habían encontrado con é l»51. Por citar un comentario de hace unos años, véase lo que dicen Pirot y Leconte a propósito de nuestro pasaje: «La turba nume­ rosa, wavtii», de peregrinos, que venían de Transjordania o des­ cendían de Galilea por Perea para dirigirse a celebrar la Pascua, se había unido al grupo de sus apóstoles, de sus discípulos y de las santas mujeres» 52. Creemos, sin embargo, que se puede ir más lejos todavía y ha­ blar de una verdadera entrada triunfal en Jericó, de carácter me- siánico-político, en la mentalidad naturalmente de quienes la pro­ movieron, y dando, por supuesto, al calificativo de t r i u n f a l un al­ cance relativo. El primer dato a tener en cuenta sería el de la turba numerosa 50. Así por ejem plo la acentuación del c ará cter m isterioso y secreto de m uchos gestos de Je sú s; la im portan cia de la activid ad bau tism al de Je sú s; la incorpora­ ción actual y perfecta al Reino en virtu d del solo bau tism o; la existen cia de una tradición libertina en la Iglesia prim itiva, etc. E sto s y otros m uchos puntos del estudio de M. Sm ith m erecerían una crítica m ás a fondo, que reb asaría los lím i­ tes de este artículo. 51. E . T r o c m é , o . c ., 158. 52. Evangile selon saint Marc, P aris 1961 (La Sain te B ib le 9) 531.

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