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194 GERiMAN ZAMORA y asuntos del P. Fray Francisco de Villalpando en uno de los ca­ jones de cosas varias» del Archivo Provincial, documentos des­ graciadamente p e rd id o s7S. Pedía el Conde de Floridablanca, Mi­ nistro de Estado, de parte de S. M., que se le reservara al P. Vi­ llalpando « para c ie r to s a sun tos literarios». Se ha fantaseado cuá­ les fueran tales asuntos y creído que se tratara de la reforma de la oratoria sagrada 7!), empresa que ciertamente acometerá espon­ táneamente más tarde. El proyecto era, sin embargo, mucho más ambicioso. Las principales capitales europeas se gloriaban de po­ seer una Academia de Ciencias. Madrid carecía de ella. El Ministro acariciaba el sueño de sus predecesores — que lo sería también de su sucesor Godoy— de establecerla, y se estaba ya levantando en el Prado la fábrica de la misma, el edificio del actual Museo de Pinturas. Villalpando había discutido el problema con el prop io Ministro en Aranjuez, probablemente poco tiempo antes del despacho de aquella carta. Y no otro era el motivo de ésta, com o se deduce palmariamente de la copia de la misma que se conserva en el Archivo H istórico Nacional, y que aparece encabezada con estas palabras: «Academia de las Ciencias. Resolución del Sr. Conde que entregué a Lema en 22 de jun io de 1782». Qué méritos per­ sonales le hacían digno de aquella confianza y le agregaban al número de «otras personas de doctrina y conocida aplicación» no es fácil determinarlos. Aparte su obra de Matemáticas, de que ha­ blaremos en su lugar, y del confesado amor a las Ciencias Natura­ les, sus frecuentes visitas a los cultivadores de las mismas en la Corte pudieron granjearle la amistad de éstos y su poderoso vali­ miento ante los ilustrados Ministros de Carlos III. Consta, por ejemp lo, que en esa línea de trabajos estaba al corriente de lo ya realizado por Jorge Juan, sobre lo que se permitió llamar la aten­ ción al Conde. Lo interesante, desde el punto de vista de este cañamazo bio­ 78. «Carta del M inistro de E stado. Con fecha d e 24 de ju n io rem itió a nu estro P. V icario P rovincial el C onde de F loridablanca, que origin al para con tod os los papeles y asu ntos del P. Fr. F rancisco d e V illalp an d o en u n o de los ca jon es de cosas varias, en la que notifica la resolu ción del R ey, eligien d o al referid o Padre para ciertos asuntos literarios: y previene que n o se le ocu p e en la O rden en ningún e je rcicio que le im pida su a p licación , y para este e fecto d ice lo participa igualm ente al R vm o. P. G eneral, y a d ich o P adre» (Viridario, 550). C reem os fu ndadam ente que el p u n to de a p oy o en la S ecretaría de E stado y el v aled or que siem pre encon traría en ella F ra n cisco de V illalp an d o fue D. Euge­ n io de Llaguno. 79. B. de C arrocera, Un capítulo en la historia de la filosofía en España: La obra filosófica del capuchino Padre Francisco de Villalpando, texto oficitil en las Universidades españolas, en Estudios Franciscanos 49 (1948) 60.

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